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Saudade

Hola. Hoy traigo un tema completamente personal… Si resulta bien, y encuentro de qué escribir, todos los jueves publicaré algo en un tono más cercano a mí, siempre con la Biblia en mano. A ver qué te parece.

Saudade” es un vocablo portugués de difícil definición que expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia. A menudo conlleva el conocimiento reprimido de saber que aquello que se extraña quizás nunca volverá. (Definición tomada de Wikipedia, por supuesto… ¿de dónde más?)

¡Me encantan las telenovelas brasileñas! Son tan frescas, tan humanas, tan próximas a la cotidianidad. Los brasileños nunca arrojan a nadie por unas escaleras, ni abandonan a una novia en el altar, ni exaltan la labor de un capo de la droga… Pero sí pierden a los hijos y luego los encuentran, se enamoran de quien no deben, luchan con el día a día de ser muy pobres o muy ricos, pierden y ganan… viven la vida, pues. Y siempre, siempre, sienten “saudade” … Y como las telenovelas son dobladas al español, todos los personajes dicen: “¡Ay, qué nostalgia tan grande!” aún antes de separarse, mucho antes de tener tiempo de extrañarse… SAUDADE.

Vivir en Venezuela es una experiencia permanente de una “saudade” que no encuentra nunca su remedio. Muchos nos enfrentamos a la tristeza profunda, a la nostalgia agotadora que produce el separarse de un ser querido. En mi caso particular, la salida de mis hijos del país ha supuesto un ejercicio de entereza y de madurez que superan por mucho mi capacidad real de adaptación e inteligencia. Dicen que ser inteligente es, en parte, tener la capacidad de adaptarse a los nuevos retos que te ofrece la vida… Bueno, ¿qué te puedo decir? Inteligente, inteligente nunca he sido, por más que mi madre se empeñe en asegurarlo.

Esta “saudade” se despierta conmigo, se acuesta también conmigo, hace las tres comidas y sólo se calma cuando me comunico con mis hijos, todos los días y a cada ratico… (“mamá, ¿por qué llamas tanto? …” es algo que ya se ha hecho cotidiano). Pero, por favor, no temas por mi integridad emocional, no es que me la pase llorando por las esquinas… es “saudade”, nada más. Que yo sepa, nadie se ha muerto de “saudade”.

Dentro de toda esta experiencia lo que más me asombra es el hecho es que mis hijos estén en países que no conozco, aún al menos, y que viven vidas y experiencias completamente diferentes a lo que yo soñé para ellos… ¡Y ellos parecen tan felices! ¿Qué pasa aquí? ¿Tanto me equivoqué al soñar esos sueños ajenos? Es que allí precisamente está la cosa… Son sueños ajenos, nunca me pertenecieron. Pero me atreví a soñarlos, y mira lo que resultó…

La Palabra de Dios es clara cuando dice que nada de lo que tenemos nos pertenece, pues somos sólo mayordomos de aquello que se nos ha sido dado (Deuteronomio 8 y 10 lo dice muy bien), y eso incluye irremediablemente a los hijos. No sé qué tenemos las madres latinoamericanas que creemos que los hijos son para tenerlos en el bolsillo, a nuestra entera y completa disposición hasta el final de nuestras vidas. Es algo que se disfrutó en otra Venezuela, en una realidad que ya no es.

Ahora, mientras mis hijos crecían, tenía una pesadilla recurrente: Un hombre de 30 años pasados, viviendo en mi casa, con un trabajo mediocre, sin profesión, totalmente dependiente de mí y con un futuro incierto… Eso nunca lo quise para mis hijos. Como ves, no sólo soñaba sueños ajenos, también me atrevía a tener pesadillas ajenas que, aún hoy, me aterran más que el destierro de mi prole. Es que es mucho lo que una madre imagina y piensa a lo largo de los años de crianza. Es parte del trabajo de formar los mejores seres humanos posibles.

Sin embargo, la distancia y la “saudade” me han permitido conocer a mis muchachos de maneras que, de verdad, soñé pero que jamás pensé llegaría a vivir tan palpablemente… Esos chicos han llegado a ser conmigo muy solidarios, responsables, maduros, prudentes, comedidos y aleccionadores. Yo sigo siendo la misma: estresada, preocupona, exagerada, emocional, a la que cualquier cosa la saca de centro… Y ellos, allí, apoyando, escuchando, poniendo las cosas en su justa dimensión, siempre cercanos, siempre allí, a la corta distancia de una llamada de WhatsApp. Es que definitivamente, nadie crece pegado a la madre, las aves lo saben, la naturaleza toda lo sabe… Sólo a mí me costó entenderlo.

Sí, los hijos crecen y se van, a la urbanización de al lado o al sur del mismo continente, pero siempre se van, porque así es la vida. Y así como la Biblia, las telenovelas nunca se equivocan, las madres siempre nos quedamos en el mismo lugar, sopesando, añorando, disfrutando de las mieles del trabajo duro que dio sus frutos con creces, y para bien. Y con la certeza de que, si algún día esos niños que ya son adultos llegan a equivocarse, y la vida se les tuerce porque nada es perfecto, ellos van a regresar de vuelta a Dios, y a las enseñanzas de su madre, porque la Biblia lo demuestra a través de sus muchos personajes, y las telenovelas brasileñas también.

Hoy, estoy llena de cosas que ellos, mis hijos, me compran para mi tranquilidad y comodidad: cocinas eléctricas portátiles por si me falla el gas, lámparas halógenas por si me falta la luz, comida especial cuando su padre se queja de mis muchos gastos, cosas para mis viajes de trabajo, ¡hasta unas mesitas de noche antiguas de puro capricho! Pero, todo eso no supera el amor, el apoyo, la comprensión, la compañía, la risa fácil y fresca que me regalan todos los días. Y el orgullo bueno y sano que me produce el ver que son buenos seres humanos, y de constatar que Dios no se equivoca cuando dice que los hijos son Su herencia y que los frutos del vientre son una recompensa… Para nuestro corazón, para nuestra vida. (Salmo 127:3)

Ay, no… Tengo la “saudade” a millón. Si sigo, las teclas de la computadora se llenarán de lágrimas y tendré que pedirles a mis hijos una laptop nueva, y no creo que vaya a tener taaanta suerte…

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

13 respuestas a «Saudade»

Jajajajajajjaja, si, no creo que tengas tanta suerte. «Saudade»…. para los que no tenemos hijos la «Saudade» es una experiencia diferente pero presente. Y como dices, en la Biblia, está la respuesta para convivir con la «Saudade» que no desaparece del todo de nuestras vidas.

Excelente. Una buena lectura que responde hacia muchas de las inquietudes de una madre que está Saudade, pero que no lo sabe ^^. Buena reflexión de los hijos que se han vuelto buenos seres humanos ante una madre que sí, con errores como todos, pero perfectas para cumplir lo que Dios quiere para la herencia terrenal. Alguien dijo que hay tres formas de ser eterno en este mundo: sembrando un árbol, escribiendo un libro y haciendo familia…

Sencillamente fascinante, tan profundo como el mar y tan fresco como el aire que disfruto en este instante entrando por la puerta de mi habitación.
Saudade es un punto de encuentro que hace sonreír y decir: «no estoy loca» 🙌
Muchos personajes bíblicos lo vivieron, nosotros lo vivimos, en mayo y o menor grado es parte de la vida.
Felicidades.

Jajajaja, te comprendo Elenita, estoy en chile con Ernesto pero falta mi esposo, dos de mis hijos y mi mamá, también mis hermanos. Aquí me llena mucho Martín y Matheito, ellos ocupan todo nuestro tiempo en casa,no hay tiempo ni para pensar ni para aburrirse, pero de todo la que me produce más saudade es mi mamá, quizás por ser la más vieja y porque no está muy bien de salud y cuando estoy así bien en los nietos y alegran mi corazó

«Saudade» Conchale creo que nací con eso incrustado en mi ser. Que bueno por aquellos que tan solo sus amados emigraron a otro pais.La maravillosa tecnología los conecta. Me pasaba con mi esposo ;lo extrañaba tanto, que una sola llamada borraba todo Saudade.

«La saudade» es un sentimiento que no se puede controlar.. en algún momento se detona por cualquier cosa y es si se quiere sano sentirlo, sobre todo cuando una parte de nuestro corazón está lejos.. mi hija mayor también forma parte de esa estadística de jóvenes emigrantes y es duro no tenerla cerca, solo me alienta saber que le entregué a la vida una niña profesional, correcta, honesta, trabajadora y excelente hija.. pero el Saudade siempre me acompañara por más que les vaya bien, sean grandes… Nunca estaremos completos sin ellos… Excelente tema!! Gracias por despertar nuestro Saudade!! Ahora soy yo la que necesitará una lap top nueva!! Jajaja

Bueno Helen, que te puedo decir, ciertamente, el Saudade, es un sentimiento y lo manifestamos en este tiempo mas que en otros tiempos, precisamente, por distancia de los hijos y otros familiares, pero sabes, Dios nos dejó su palabra, para que pudiéramos mitigar ese Saudade, por ejemplo, Filipenses 4: 6 y 7, Mateo 11: 28, debemos aferrarnos a su palabra no digo que es fácil, pero nadie mejor que tu sabe, Romanos 8:28, también es bueno salir y hacer trabajos manuales, esto hace olvidar un poco, sabes que te aprecio y estoy agradecido por tus enseñanzas y quisiera que ese Sundade mitigara, no solo en ti, sino en todos los seres humanos, porque, como dice el Diccionario, es un sentimiento y no lo podemos quitar de nosotros, te quiero mucho, feliz tarde, bendiciones y saludos a tu hermosa flia, cuidate mucho

Indudablemente un tema del corazón de una madre para todas las personas, gracias por saber que no soy la única con ese sentimiento y eso que aún falta tiempo para que vuelen del nido, tal vez el mío sea materno, pero me hace sentir emocionalmente viva, me sacaste varias sonrisas pero solo pienso en esos bellos hijos como gozarán leyendo las letras de tu corazón, gracias por compartir tu SAUDADE

Es un tema muy conmovedor el que escogiste, claro, que se puede esperar de un vocablo muy apegado a la melancolía de tener algo tan distante que anhelas fervientemente tener, pero que sabes muy en el fondo  que fue necesario.
A mi también me gustan las novelas brasileñas, aunque tengo mucho tiempo que no las veo, porque en este país no las pasan. Pero las que vi en Venezuela recuerdo que eran muy reales,daba gusto escuchar los diálogos, las escenografia, los paisajes y eso que tú dices, el cual te inspiró «saudades» ellos son unos expertos en despertar ese sentimiento en la trama de cada personaje.
Pero volviendo a la realidad Francis Helena yo también siento nostalgia por mi familia en Venezuela, sobre todo por mis hermanas, pero decidí venirme a otro país con mi hija, su esposo,;nietos y le doy gracias al Señor por eso a cada instante porque el saudade de mi vida sería elevado al infinito se me hubiese quedado en Venezuela.
Gracias Francis por compartir tu experiencia de saudade de una manera tan hermosa.

Hola, me agradó mucho el tema.
Tengo hijos fuera del país al igual que tú y se lo que se siente!

Saudade es:
Un adorable sentimiento cuando de hijos se trata, porque están allí para nosotras las madres.
Es una manifestación de fe inagotable que me permite vivir gozosa por sus familias y avances, aunque no esté!
Es sumamente complicado definirlo

Me encantó tu tema y te felicito!!!

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