Hola, soy Francis.
Soy una enamorada de la lectura… Desde muy pequeña me apegué a los libros con un hambre por saberlo todo, por no perderme nada, con una curiosidad grande, un sabor y una adicción por las grandes historias. Mi madre fue una aliada maravillosa, cómplice de tantas lecturas, de tantos autores, de tantas cosas que a corta edad no lograba entender del todo. Leí biografías, novelas, ensayos, mucha Biblia… Mamá dirigía un devocional todas las mañanas antes de que mi hermano y yo nos fuéramos al colegio. Las historias bíblicas eran una delicia, me enloquecía tener que esperar hasta el día siguiente para saber qué sucedería con Pablo en Roma…. Así, conocí al Gabo, a Simone de Beauvoir, a Francisco Herrera Luque, a Gallegos, a David, Pablo y Moisés y a muchos otros autores. En una ocasión se me prohibió leer hasta que no aprobara unas materias que había reprobado en 3er año de bachillerato. A mi profesor de Castellano le pareció un horror.
Luego entré a la Universidad Metropolitana de Caracas a estudiar Idiomas Modernos, específicamente inglés y francés, con un énfasis en docencia. Ahhhh, ¡cuánta literatura! Poe, Morrison, Whitman, Miller, Joyce, Chaucer, Serrano, Vargas Llosa, Baudelaire, Camus, Achebe… Todos maravillosos, ingeniosos, únicos. El estudio de la literatura me atrapó, me hizo soñar con realidades ajenas y me enseñó a apreciar mi propia realidad. También me ayudó a entender cómo piensan esos autores en su propio idioma, y me dio herramientas para hablar sus idiomas con fluidez y propiedad… Me enamoré de las palabras, del lenguaje y de todo lo que él me permitía hacer.
Me gradué, me casé con mi novio de la adolescencia, crié a dos hijos varones, buenos, inteligentes, capaces, felices y plenos, con la ayuda de unas cuantas personas (mi esposo, mi mamá, una de mis tías, Mami Luz… “It takes a village” dice el dicho anglosajón). Trabajé como profesora de inglés por más de 25 años… Trabajé mucho, mucho. Y cuando cumplí 40 años decidí estudiar teología en el instituto bíblico de mi ciudad… Y mi vida cambió de manera radical, para bien, ¡me reinventé totalmente!
En el instituto bíblico descubrí que mis estudios universitarios eran vitales para entender la exegesis, los personajes bíblicos que pueblan las páginas de mi Biblia, la interpretación correcta de la Palabra de Dios… Y las mismas lecturas que me cautivaron de niña, me atraparon de nuevo, con más fuerza, con convicción y fe. Mi vida cristiana dio un giro de 180°. Luego, entré a los programas de estudio de Sociedades Bíblicas Unidas en Venezuela y aprendí aún más sobre el libro que más leo, la Biblia. Me destaqué en estos estudios y comencé a trabajar con ellos en calidad de voluntaria. Ahora, trabajo como consultora para la etnia Pemón, en la traducción que ellos hacen del Nuevo Testamento en una de sus variantes, el taurepán.
Ajá, mucha lectura y estudio, pero, ¿cómo es que decido escribir en un blog? Bueno, esto es principalmente iniciativa de Roger Andrés, mi hijo mayor. A lo largo de muchos años he escrito una cantidad de cosas y ensayos para mis profesores, alumnos e iglesia. Y cada vez que escribía, compartía esos escritos con Roger, porque él también escribe… En muchas ocasiones me decía: Mamá, debes escribir porque lo haces muy bien”. ¿Yo?, pues no me lo creía, la verdad. Hasta que en abril de este inusual 2020 me sorprendió con un regalo de cumpleaños también inusual: ¡Un blog! Y aquí estoy pues, escribiendo, a ver cómo me va en esta nueva aventura, a mis 51 años…
Mucho de lo que vas a leer aquí es el producto escrito de todo los estudios, trabajos y ministerios que he hecho y dirigido a lo largo de unos 12 años. Otras cosas las añadiré en caliente, no sé, me dejaré llevar a ver a dónde llego. ¿Me acompañas?
Francis Helena
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