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Recoleta: Vida, cultura y muerte

Cuando la dureza y el furor de Buenos Aires hacen sentir la soledad, salgo a caminar por esos barrios”. Ernesto Sábato

Juan Carlos y Valentina me indican todas las noches un recorrido turístico por Buenos Aires. Me ubican las estaciones del Subte que me llevan hasta el lugar elegido, y una vez allí, camino todo con los ojos abiertos y las emociones a millón. Uno de los mejores y más completos recorridos lo hice en el Barrio de Recoleta, emplazamiento urbanístico muy selecto ubicado al norte de Buenos Aires Ciudad. En principio fui a ese lugar a visitar su famoso cementerio, pero después me di cuenta que Recoleta tenía mucho más que ofrecer.

El barrio recibe su nombre por los padres franciscanos recoletas que se asentaron con un hermoso convento y su iglesia por allá en los años 1700. A finales de los 1800, las familias más pudientes de Buenos Aires se mudaron hacia el norte de la ciudad huyendo de la mortífera fiebre amarilla. Fue allí donde construyeron hermosas mansiones al mejor estilo francés, exuberantes parques y plazas, y un cementerio para que reposaran sus ilustres habitantes. Fue así como Recoleta se convirtió en uno de los barrios porteños mejores y más cotizados, con un centro cultural que requiere al menos una semana para recorrer y disfrutar.

Uno de las mejores maneras de llegar a Recoleta es a través de la línea H del Subte, saliendo por la estación final “Facultad de Derecho”. Esta facultad es una de las 13 que compone la UBA, con su imponente edificio de columnatas dóricas de claro estilo grecorromano. Allí debes decidir qué hacer porque la oferta cultural y turística es ilimitada. Bien puedes seguir derecho hasta la Plaza Naciones Unidas, donde se impone la Floralis Genérica, famosa escultura que honra a todas las flores y que, mediante unos paneles de luz, se abre durante el día y se cierra de noche. Esa plaza tiene unas magníficas tumbonas donde se puede tomar el sol mientras se lee un buen libro.

Pero, yo estaba empeñada en visitar el Cementerio de Recoleta, así que crucé la Av. Alcorta y justo al lado de la Iglesia del Pilar me encontré con mi destino más lúgubre y deseado.

¿Por qué visitar un cementerio? Ah, porque es que resulta que el Cementerio de Recoleta es quizás el más célebre del mundo. Es una ciudad en sí mismo, cuenta con hermosos mausoleos, grandes edificaciones y casas que alojan los restos de famosos personajes de la vida nacional argentina. Tiene estatuas que son una verdadera obra de arte, e historias de ultratumba que pueblan el imaginario popular desde hace muchos siglos. Allí se pueden visitar las tumbas de las personas que han dado nombre a muchas avenidas de la ciudad… Rivadavia, Alcorta, Alberdi, y también visitar los mausoleos de la gran mayoría de los presidentes de la nación (el último en ser enterrado allí fue Raúl Alfonsín). En Recoleta están los restos de Evita Duarte de Perón, pero no así los de su esposo. Sus restos están en la Quinta San Vicente, su finca y casa de retiro particular.

Muchas cosas me llamaron la atención de Recoleta… Sus empleados hacen sus labores cotidianas muy al margen de las pasiones que despierta el lugar. Cuidan de los jardines comunes y portan grandes llaveros con cientos de llaves que me hicieron soñar con historias fantasmagóricas. Las callejuelas del cementerio están algo deterioradas, su entrada principal vivió momentos más ilustres, pero todo contribuye en hacer de la visita algo sumamente memorable. Algunos mausoleos no tienen los restos enterrados bajo tierra, sino que muestran las urnas allí, expuestas bajo puertas de vidrio. Unas casas están primorosamente conservadas, con velas y flores frescas, otros lugares muestran un desafortunado deterioro que acentúa lo lúgubre y macabro de la visita. El Cementerio de Recoleta es todo lo que promete ser y más.

Tener un panteón o mausoleo familiar en Recoleta habla de raigambre y renombre. Adentrarse en sus calles es asomarse a una parte de la historia que aún parece estar vivita y coleando. Allí reposan eternamente los restos mortales de gente que puebla los libros de historia oficial, y también de la no oficial… como la de la joven que murió el mismo día de su casamiento, o el del hijo de un esclavo que dicen que fue la primera persona enterrada allí. También está la historia de la joven que enamora a los porteños en los cafés de Recoleta, para después dejarlos con un escalofrío que recorre sus cuerpos al percatarse que ella “vive” en Junín 1760, dirección del cementerio.

Pero, yendo ya a destinos más alegres y vivos, en Recoleta encontré varios museos, como el MALBA, donde por sólo 600 pesos me paseé por varias muestras de arte latinoamericano. También está el “Centro Cultural Recoleta”, con exposiciones de arte contemporáneo y antiguos edificios e iglesias históricas que marcan los pasos de porteños tan célebres como Jorge Luis Borges. Allí también está el “Museo Nacional de Bellas Artes”, al que no he entrado aún.

En Recoleta también está la Biblioteca Nacional, que visité porque la vi en una de las tantas películas con Ricardo Darín, y me enamoró (la biblioteca, y Darín también). Recoleta es orgullosa residencia de numerosas embajadas, siendo la más grande la de España. El comercio en esa zona es muy exclusivo y sus calles, avenidas y áreas verdes son importantes para la ciudad toda. Allí aún me queda por visitar el convento franciscano (la antigua iglesia que data de 1732 ya la conocí, muy hermosa y recogida), y el Bellas Artes. Uno de estos días regreso, y ya te contaré.

Vivir, morir y reposar eternamente en Recoleta está reservado para los más pudientes y famosos de Buenos Aires. Pero eso es lo maravilloso de viajar. Viajar te permite, no sólo conocer sino también experimentar y soñar con realidades ajenas, aunque sea por unas pocas horas.

Es que, ¡Buenos Aires es un sueño!

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

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