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Lectura Bíblica

Apocalipsis: Una perspectiva diferente

Apocalipsis no es mi libro favorito de la Biblia, de hecho, creo que es el que menos me gusta porque realmente lo entiendo muy poco. Su insistencia en lo simbólico me aleja de él, sus imágenes grotescas de otro mundo me atemorizan, su acercamiento a los eventos del fin de los tiempos me confunde. Nada parece estar claro en este libro revolucionario y peligroso. Sin embargo, me aventuro a escribir de él porque a lo largo de sus páginas he encontrado hermosos episodios de esperanza e increíbles momentos de adoración celestial que bien merecen ser revisados. La idea detrás de estos escritos es animarte a la lectura bíblica desde una perspectiva personal y diferente.

Apocalipsis es el registro escrito de una visión dada al anciano Juan en la isla de Patmos, mientras éste estaba preso. El libro está compuesto como una obra teatral, donde muchas de los personajes que pueblan esa visión son solo imágenes simbólicas, veladas si se quiere, dirigidas a un público primario que entiende a la perfección aquello que se dice con prudencia, como no queriendo decir mucho diciéndolo todo. Es un escrito atrevido y revolucionario porque, de haberse mostrado abiertamente todo lo que se presenta allí, su autor y su audiencia habrían estado en graves problemas con el gobierno romano.

La literatura apocalíptica se caracteriza por presentar eventos futuros y finales a través de personajes inusuales, y generalmente se nutre de la interacción de esos personajes con la realidad presente de su autor y su contexto. Así, En Apocalipsis vemos animales y bestias, una gran cantidad de números, colores y personajes que juegan simbólicamente con una realidad que aún no es, pero que interactúa activamente con la realidad que sí es, en un juego de imágenes difíciles de interpretar para el lector de hoy. Porque es que lo primero que hay que entender es que esa visión no es de consumo general, sino que va dirigido a un público consciente de su realidad y la relación que ésta tiene con el desenlace final de los tiempos. Enredado, ¿verdad? Un poco, sí.

Sin embargo, no es lo simbólico lo que me anima a escribir. Apocalipsis tiene dos aspectos que me emocionan y enternecen, además de alejarme de todo aquello que no entiendo… Este libro de Juan está repleto de episodios de adoración celestial al Cordero. Además, es un testimonio inigualable de esperanza en medio de la adversidad, la persecución y el desaliento.

En la Biblia se encuentra la narración de eventos que parecen abrir una ventana que da acceso a ceremonias y situaciones claramente celestiales, de otro mundo pues. Es como si Dios y su corte quisieran mostrar un poco de lo que sucede en el cielo, en esferas a las que no tenemos entrada, por razones obvias. Un ejemplo de tal apertura es la visión de Jacob, con esa escalera donde subían y bajaban ángeles. O aquella ocasión donde otros ángeles cantaban y adoraban a Dios por el nacimiento de Jesús. Bueno, los episodios de este tipo son muy frecuentes en Apocalipsis, en especial aquellos que tienen que ver con adoración celestial.

El capítulo 4 comienza con el sugestivo título “La adoración en el cielo”. Juan dice allí que vio una puerta abierta en el cielo, tal como esos otros episodios que ya mencionamos. Juan ve un trono muy elaborado y a cuatro seres vivientes que adoran al Cordero, a Jesús, diciendo: “¡Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era y es y ha de venir!” Hay 24 ancianos que se suman a ese coro celeste, que se arrodillan y arrojan sus coronas ante el trono diciendo: “¡Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad existen y han sido creadas!”.

Realmente no he leído algo más hermoso que esto. Y no puedo evitar la pregunta, ¿así será la adoración al Señor, al Cordero, cuando estemos allí, en el cielo? Será un espectáculo sobrecogedor, porque sólo leerlo hace que se electrice todo mi ser. ¿Cómo se sentiría Juan al ver y escuchar todo esto? Seguramente se frotaba los ojos del asombro que le causó esta parte de la visión. Con seguridad cayó de rodillas y se sumó a la excelsa adoración. ¡Qué generoso fue Jesús con Juan, que le permitió ver todo esto!

Apocalipsis fue recibido como una visión y fue escrito en una época de gran persecución y desaliento. De hecho, su autor está privado de libertad, muy a pesar de su ancianidad. Las comunidades cristianas regadas por todo el territorio del imperio romano sufrían los embates de la incomprensión y la intolerancia, en un tiempo de gran pluralidad religiosa, y de aún más grandes licencias morales. La injusticia humana gozaba de un gran apogeo, y los cristianos eran víctimas de desmanes y martirios.

En este ambiente y contexto, el libro habla de justicia final, donde Satanás y sus secuaces van a ser ajusticiados apropiadamente, y donde todo lo malo caerá por su propio peso. Estas son excelentes noticias para los cristianos del primer siglo. La persecución cesará, la injusticia acabará, y la justicia de Dios reinará para siempre.

Sí, como en una película de héroes y villanos, el bien y el mal se enfrentan al final de todo, y los malos no triunfan, no faltaba más. La Biblia comienza en Génesis con el origen del mundo y con su caída, para terminar en Apocalipsis con el fin del mundo y su restauración, en una obra de teatro que representa algo muy real, y donde la humanidad toda juega un papel importante. Aquellos que sean hallados fieles serán recompensados, pero aquellos que no se hayan arrepentido de sus malos caminos serán castigados. El bien y el mal interactuando como nunca antes.

Juan recibe la visión con una buena dosis de esperanza. Hacia el final del libro, se narra vívidamente cómo serán las moradas celestiales, con sus hermosas calles de oro. Y se escucha unas de las promesas más esperanzadoras de la Palabra: “¡Sí, vengo pronto!”. Y entonces, el anciano Juan dice: “¡Así sea! ¡Ven, Señor Jesús!” Para aquellos que escucharon las palabras de esta visión, este mensaje debió ser un bálsamo para sus heridas, música excelsa para sus oídos, y una esperanza brillante para su corazón. Apocalipsis dice que los creyentes de cada pueblo, lengua y nación serán reunidos al final, y todos adoraremos al Cordero. ¡Qué final feliz tan maravilloso nos espera!

Apocalipsis… Por eso es que la evangelización adquiere una urgencia vital.

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

2 respuestas a «Apocalipsis: Una perspectiva diferente»

Un libro maravilloso y esperanzador. Una revelación que te hace ver lo urgente y necesaria que es la evangelización. Tienes toda la razón. Y al igual que Juan digo: ¡así sea! ¡ven Señor Jesús!

Excelente descripción Elenita, lo estoy escuchando en estos momentos y que interesante es, pero aparte de que llame para una evangelización también llama a una revisión de la iglesia que Dios quiere para los momentos actuales.
Un abrazo mi querida Francis y saludos al viejo Roger. 🇻🇪😊🤗😘🇲🇽

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