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Un buen maestro

Cuando era sólo una adolescente de unos 14 o 15 años, mamá era mi maestra de Escuela Dominical en nuestra iglesia. Recuerdo que siempre comenzaba la clase con una conversación relacionada con cualquiera de las situaciones típicas de los jovencitos: Noviazgo, amistad, estudios, familia, drogas, sexo… Para mi hermano y para mí era incómodo a veces. Pero sus clases eran tan buenas… Aún la charla inicial de carácter personal era sumamente interesante e inspiradora. … Años después, ella misma me entrenó para dar clases y lo he hecho por más de 25 años. Hasta el día de hoy, esas clases bíblicas de mi madre han sido las mejores, y su enseñanza ha influido mucho en mi vida. Es que, la verdad, ella es muy buena maestra.

Ser maestra de la Escuela Bíblica Dominical me encanta pues es una labor sumamente gratificante, inspiradora y significativa. Me gusta pensar en la mejor manera de enseñar alguna verdad bíblica, planifico cada detalle para llevar los relatos al contexto de la realidad actual, y me gusta imaginar la reacción de mis alumnos ante los giros culturales e históricos detrás del texto. A lo largo de los años he llegado a ser tan buena maestra como mi madre. Es que cuando a uno le gusta y disfruta lo que hace, la gente lo nota y lo disfruta también. Los mejores maestros suelen ser contagiosos, inspiradores y muy populares, porque siempre ríen mucho, y motivan a todos a vivir la Palabra, porque su maestro lo intenta cada día, porque el reto es ser hacedores de ésa Palabra, y no solo oidores.

La educación siempre produce un cambio de conducta. Eso significa que la enseñanza transforma a las personas para bien. Y Jesús lo sabía… ¡Él era un magnífico maestro! Él enseñó no sólo a través de Su ejemplo impecable, sino también a través de ejemplos de la vida cotidiana, precisamente para que Sus discípulos y demás seguidores entendieran las ajenas y complejas realidades del Reino de Dios. Sin embargo, estas parábolas resultaban a veces muy enigmáticas, tanto que requerían de explicación. Jesús nunca se negó a desmenuzar los detalles de Su enseñanza, aunque, como todo maestro, perdió la paciencia con sus discípulos una que otra vez (¿Hasta cuándo debo repetirles las cosas?). En realidad, todos hemos pasado por la misma impotencia.

Una de las experiencias más emocionantes dentro de la enseñanza bíblica es el momento cuando el alumno encuentra que lo que le enseñan tiene pertinencia, importancia y significado para su vida espiritual, emocional y física. Su lenguaje corporal lo delata: La mirada cambia cuando todo cobra sentido, se sienta en el borde de la silla pensando, procesando lo que el maestro dice. Lo que sucede es que finalmente la Biblia dejó de ser un libro más con personajes antiguos e inverosímiles y pasó a ser la Palabra de Dios, viva y eficaz. Es ese instante concreto en que la persona se da cuenta que la Palabra tiene validez, pues tiene enseñanzas normativas para su vida cotidiana. Es un momento de epifanía inigualable. Y eso sólo lo logra un buen maestro. ¿Quieres que te diga qué es lo hace a un buen maestro? Bueno, ahí va, de manera muy personal, como siempre.

Para mí, un buen maestro es una persona comprometida. Ese compromiso tiene que ver con una relación fresca y genuina con Dios, una relación que siempre impulsa a otros a querer una relación igual. El compromiso requiere de preparación, estudio e investigación. Conozco a muchos que sólo leen el libro de texto asignado. Pero, ¿sabes qué? Un maestro va más allá del libro de texto, pues mantiene la lectura como disciplina primordial. El compromiso también tiene que ver con desarrollar un interés genuino por los alumnos, conocer sus intereses y retos. Ser un maestro comprometido hace que los alumnos anhelen volver a su clase, pues allí encuentran lo que necesitan de manera integral.

Un buen maestro nunca recurre al libro de texto en su clase para revisar notas y aplicaciones. Eso da muy mala imagen, y a mí me hace pensar que ése maestro no sabe mucho de nada. El buen maestro sabe lo que va a enseñar y conoce el contexto, pues puede relatarlo de manera amena e ininterrumpida. Un maestro preparado transmite seguridad y dominio, y propicia la confianza que necesita para conocer a sus alumnos, y trabaja significativamente con ellos.

Los buenos maestros siempre son cálidos y próximos, pues porque se muestran humanos, y no perfectos, como si fueran robots. Los alumnos se sienten irremediablemente atraídos a los maestros que son genuinos, honestos con sus defectos, humanos y cálidos, maestros que sostienen un contacto visual significativo. Esos maestros establecen una conexión personal porque no se proyectan como cristianos perfectos e inalcanzables, sino como hombres y mujeres que también luchan por ser buenos cristianos. Y eso los hace irresistibles…

Los maestros hacen pensar a sus alumnos, y eso es sumamente importante para poder aprender algo. Esto se logra a través de una interacción interesante que desafíe al alumno a salir de los esquemas ya conocidos por él o ella. Cuando se contextualiza la realidad bíblica a la realidad actual se le da a la persona una manera práctica de aplicar los principios bíblicos a las situaciones cotidianas de la vida. También ése maestro hace preguntas interesantes e importantes que desafían a la persona a responder desde su propia perspectiva, mediante situaciones hipotéticas, pero completamente posibles. De esta manera la Palabra se hace real, y no simplemente una historia bíblica sin más que decir.

Los maestros interesantes rara vez caen en la rutina y siempre mantienen a sus alumnos a la expectativa, lo que resulta en participantes siempre abiertos a cualquier propuesta y dispuestos a interactuar y aprender. ¡La gente se pega de este tipo de maestros!

Los buenos maestros nunca piensan que ellos son los más importante en la clase. Ellos saben que los alumnos son el centro y la razón de ser de la enseñanza bíblica. Pensar en ellos implica respeto por los alumnos y su realidad. Y, créeme, no hay nada mejor que sentir que el maestro te considera especial e importante.

Los buenos maestros de Biblia saben muy bien que necesitan tener y mantener el control. Es un maestro, no un facilitador. Un maestro es responsable de impartir el conocimiento bíblico y de sentar las bases de lo que la persona necesita comprender, aprender y aplicar. Él o ella conduce al alumno a las verdades bíblicas con firmeza, porque sabe que con la correcta enseñanza de la Biblia no se juega. Ése maestro corrige y conduce sin temor, porque se ha ganado la confianza de todos.

Un buen maestro hace que su enseñanza se convierta en un placer y no en una mera obligación. Él o ella desea ver personas que anhelan tener un encuentro significativo con la Palabra, que a la larga los enamore de su Señor y los motive a tener una relación con Dios. La Biblia no es un libro que se lee y se recita, no. Las Escrituras tienen que penetrar y moldear la vida de quien la lee. El maestro es el responsable de lograr que esto suceda.

En otras palabras, un buen maestro es un activo valiosísimo para cualquier iglesia porque él o ella enseña la Palabra de Dios con el firme propósito de que ésta cambie la vida de las personas. Así es la buena enseñanza.

Como puedes ver, la educación cristiana me apasiona… y me honra mucho ser parte del quehacer educativo de mi iglesia, así sea detrás del telón, en la última trinchera… Desde allí estoy segura que el Señor me sigue usando.

Y tú, ¿eres maestro? ¿Has tenido un maestro de esos que no se olvidan?

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

11 respuestas a «Un buen maestro»

Lo certifico. Gracias al Señor por tu vida y enseñanzas y gracias a Dios por la vida de tu mamá y el legado que ha dejado en tu vida. Dios las bendiga y siga usando sus vidas. Un gran abrazo

Excelente enseñanza sobre lo que debe ser un maestro, en mi vida secular en la primaria sólo tuve dos maestros que se pueden decir que se asemejan a las características de buenos maestros que tu expresas, tal vez porque uno de ellos era un maestro que inspiraba ánimo, hacía unas lecturas que lo llevaba a uno a entrar en ella, que cuando preguntaba yo era la primera en opinar.
La otra era una maestra de sexto grado en una escuela nueva para mi, al ver ella mi nivel de estudio me dijo de una manera amorosa y sin críticas: yo te voy a poner en el nivel de todos.Fue tanto el impacto que aún lo recuerdo como si fuese ayer.
Pero del resto de los maestros y profesores no guardo ningún recuerdo.
Pero en mis estudios eclesiásticos si guardo muchos recuerdos hermosos, De nueva creyente, hace pero mucho, muchos años 😁 , el pastor de la Iglesia donde asistía era quien daba las clases, era un portugués (Idilio Da'Silva) la daba con tanto entusiasmo , en ese entonces no existía el video beam, de seguro lo hubiese usado, llevaba unas láminas tan bien diseñadas que me dejaban impactada, sobre todo porque estaba enseñando doctrinas básicas.
Los otros fueron mis maestros del Instituto de Formación Ministerial de la Iglesia donde me congregaba, cada uno tenía una manera muy especial de dar su materia y la razón es porque se les veía la responsabilidad conque daban las clases, su preparación y su entrega.
Pero también hubo una profesora en el CCMI que me impactó su manera tan amena y a la vez practica de dar el estudio del Antiguo Testamento, marcando una línea recta en una pizarra donde iba desglosando cada tiempo bíblico con anécdotas que me hacían vivir la época. Esa maestra es Francis Helena de González. Que el Señor te bendiga y te siga usando grandemente.

Wuao!! Eso es muy cierto, Cristina fue mucho tiempo mi maestra de escuela dominical, excelente. Y tú Francis, se puede decir que, de tal palo, tal astilla. Dios te bendiga mucho, te felicito porque con estos escritos, me gozo de que hayas decidido regalarnos buena lectura en cada entrega.

Mi experiencia de alumna tuya ha sido gratificante, te admiro muchísimo como ser humano, maestra, amiga y hermana en Cristo , extraño tus abrazos, y recuerdo mucho al hermano Arístides y su esposa Luisa excelentes maestros. Dios continúe bendiciendo grandemente tú vida. Un abrazote 🤗

Definitivamente es un llamado. Dios lo da y quien lo tiene debe cuidarlo responsablemente y seguir preparándose para usarlo bien. He tenido buenos maestros en mi andar con nuestro Señor, a Él y a ti te agradezco por ser la maestra que ahora está en esta fase de mi andar. Eres una excelente maestra y nuestra iglesia y yo hemos sido bendecidas y edificadas por tu llamado. Dios te bendiga.

Ser maestra de la Escuela Bíblica Dominical es un gran compromiso no solo con Dios, sino también con esos alumnos que esperan el poder aprender y conocer un poco más de la Palabra.

He tenido el placer de ser tu alumna en varias oportunidades, y soy testigo de la pasión que tienes al enseñar. Definitivamente es un don que Dios te ha dado. Dios te siga bendiciendo y te siga permitiendo enseñar

Certifico todos los comentarios anteriores, a pesar de que mi experiencia como alumno de esta maravillosa sierva de Dios estuvo limitado a las clases impartidas por ella en el instituto bíblico, sin embargo, la experiencia y el aprendizaje adquirido durante este tiempo hablan por si solo de lo maravillosa maestra que es Francis Sanchez. De la hermana Cristina muy poco, porque solo me tocó compartir con ella en la librería bautista allá en Campo Carabobo y solo puedo decir que sabe más que un pescado relleno.

Un buen maestro, eres lo que tu representas para mí, de manera personal te considero un ser muy especial, poseedora de un intelecto de altura, dado por Dios en sabiduría, para hacer de ti lo que El ha querido que seas hoy, su buen maestro, legado que te ha permitido el Señor heredar de tu madre «Cristina» a quien conozco, pero no tuve la oportunidad de saborear la exquisitez de su enseñanza Cristiana, pero que Dios le permitio instruirte en ese conocimiento invaluable, para que de manera sabia nos alimentes con la verdad del Señor, como es su palabra, la cual, considero debe ser impartida con la reverencia que amerita porque viene de Dios. Fue Cristina fue la persona escogida por Dios, para encargarse, por su voluntad, hacer de ti lo que hoy eres, un sabio instrumento del Señor con los conocimientos requeridos para ser lo que eres UN BUEN MAESTRO» preparada para llevar la verdad a las generaciones futuras y así no se detengan sus propósitos como es proclamar su mensaje de salvación. Espero en el Señor se cumpla su voluntad en lo que el desea para su Iglesia, ser asistida por maestros capaces de llevar su verdad con reverencia, sapiencia y amor, porque El es amor. Tqgrandooooote. Dios continúe derramando de sus más hermosas bendiciones a tu vida.

Efectivamente la función de maestra nos marca para toda la vida, y me alegro que te guste con pasión evangélica bautista.te quiero colega.

Nuevamente wow… la verdad es que agrada ver el buen ejemplo bíblico de los maestros, pero agrada ver, también, saber que he tenido buenos maestros, innumerables buenos maestros que recuerdo con entusiasmo sus lecciones. Que llevo en mi corazón y que me empelo en ir más allá de ser «estudiante» a ser amigos. ¿Por qué? Bueno, porque deseo nunca dejar de aprender de ellos, porque quiero saber sobre sus logros, sobre su propia humanidad, sobre su forma de mirar el mundo y sobre su estancia en Dios; es que con todo esto también aprendo.

Leyendo el escrito, solo me hacía preguntarme: ¿soy un buen maestro? Y siendo sincero no quiero responder la pregunta, mi caracter perfeccionista me hace pensar que no soy bueno ni malo,pero que puedo ser mejor. Sin embargo, me gusta más experimentarlo a través del comportamiento y de la boca de quienes se toman el tiempo de escucharme, espero no suene como ego oculto, pero la verdad es que creo que los buenos maestros bíblicos desean ser de «impacto» en la vida de las personas. No se pretende cambiar al mundo, sino que la palabra transforme una vida y que esa herramienta a usar hayas sido tú. Me encantó Francis….

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