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Caer parao’

Siempre hemos tenido mascotas en casa, a quienes hemos amado mucho, aunque a veces no hayan recibido el mejor trato de nuestra parte. Todos han calado hondo en nuestra familia y los recordamos con cariño y añoranza. Pero hay dos que conservan un lugar imperecedero en mi corazón, por la increíble personalidad que despliegan, por los muchos momentos compartidos. Vamos a ver si logro plasmar cómo son…

Camila Elizabeth (sí, así se llama…)es una perrita pug, fea, muy fea, pues es de una de esas razas que tiene el hocico chato y arrugado, como si hubiese chocado de frente con una pared, lo que hace que la pobre respire con mucha dificultad. Camila es alegre, súper amorosa, torpe y tarambana, que siempre se emociona de más, e hiperventila ante la menor caricia (cuando duerme, ronca como un camión). Es tan fea que produce una gran ternura, y tan estridente que su ladrido taladra irreparablemente el tímpano. Sin embargo, cuando está en calma, tranquila, cansada de tanta emoción, es la mejor y más dulce compañía.

Por otro lado, Mía Andreina (sí, en serio se llama así) es una gata criolla anaranjada y blanca, muy peluda, grande y hermosa. Es ese tipo de felino imponente, que sabe que lo es, que se sabe bella. Mía no hace más que comer y dormir, además de tumbarse cuan larga es en el libro que yo esté leyendo, o de atravesarse en el teclado de mi laptop mientras escribo. Mía aprecia mucho su espacio personal, y lo defiende a zarpazos, aunque ella violente el de los demás sin remordimientos. Aun así, ella también me acompaña, mientras duerme a pierna suelta.

Un día, mientras regaba las matas con Camila y Mía, me caí estrepitosamente en el estacionamiento… (Si me conoces, tú sabes bien que tropezar y caerme es algo que me sucede todas las semanas). Me enredé con la manguera y caí al suelo, lastimando mis rodillas, como siempre. En ese momento, Camila corrió a socorrerme, ladrando, desesperada. Ante la impotencia de no poder ayudarme, comenzó a correr a mi alrededor, en círculos. ¿Y Mía? Lo único que hizo esa gata odiosa fue mirarme a los ojos y con displicencia abandonó el estacionamiento, indignada. Con su mirada parecía decirme: “Tonta, ¿cómo es que te caes tanto? Si algo se debe aprender en esta vida es a caer parao”.

Sí, los gatos siempre caen parados… Es un mecanismo de amortiguación que tienen en sus patas para proteger otras partes delicadas de su cuerpo. ¿Sabes qué? Mía tiene mucha razón, como siempre. En esta vida hay que saber caer parao. Esa capacidad es lo que los psicólogos llaman resiliencia. Es algo que los venezolanos hemos desarrollado de manera magistral. Sabemos cómo superar las adversidades y salir mejor que antes, fortalecidos. ¡Es que vivir en este país es un ejercicio diario de resistencia!

Quiero que me entiendas… No me anima hablar de política. Lo que quiero es desahogarme. Vivo en un país donde hay muchos recursos, pero que no están a mi alcance. Día a día debo enfrentarme a los cortes de luz que ponen en riesgo mis aparatos eléctricos, vivo constantemente con miedo a que se acabe el gas doméstico, siempre pregunto a mi esposo si ha podido cargar el tanque de gasolina de su vehículo, el internet va y viene y estudiar online es un chiste. Todo esto me mantiene en un estado de alerta permanente, bajando breakers, desconectando todo, revisando el router, llamando a los amigos y familiares para saber si tienen o no tienen alguno de estos servicios. Los estados de WhatsApp repletos de quejas impotentes… Sin luz, sin agua, sin gas, sin gasolina, sin nada. Y para rematar, ¡sin DIRECTV! (¿Dónde voy a ver ahora mis novelas brasileñas?)

Vivo cerca de una muy buena amiga, hermana, miembro de mi iglesia. Al estar en el mismo sector, siempre los cortes de los servicios los sufrimos al mismo tiempo. Una vez se fue la luz, era un día de racionamiento de agua, no teníamos internet, y ese mismo día yo no tenía gas. Entonces, comenzamos a hacer un balance, por WhatsApp, de lo que no teníamos y de lo que sí teníamos… ¡Nos reímos tanto! El ejercicio terminó siendo relajante porque, después de enumerar todo lo que nos faltaba, pasamos a la lista de los activos con los que contábamos… ¡y quedamos con un saldo en positivo! Teníamos muchas cosas en nuestra contra, pero, aun así, logramos sobreponernos y seguir adelante con esperanza. Caímos paradas, como quien dice, porque esos faltantes no nos derrumbaron. ¡Mía estaba muy orgullosa de mí!

Cuando uno ve que todo se derrumba, que nada funciona, que todo es malo a nuestro alrededor, cuando uno se enreda y tropieza, es muy fácil caer… en la desesperación, la impotencia, en el desánimo. Pero, siempre tenemos la certeza firme de que, a pesar de los problemas, Dios es quien nos sostiene. Porque la resiliencia en el cristiano viene de Dios, quien nos da la fortaleza para seguir adelante, a pesar de las adversidades.

El Salmo 37:23-24 dice que el Señor dirige los pasos del hombre, y que, aun cuando caiga, no quedará caído porque el Señor lo tiene de la mano. Pablo es un ejemplo perfecto de cómo soportar con entereza las adversidades, las caídas, los reveses de la vida. En 2 Corintios 4:8-9, Pablo dice con confianza que, aunque estamos llenos de problemas, no estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos; nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen. ¡Ése sí que sabe caer parao!

He tomado la decisión consciente de no quejarme más, ¡y mira que es difícil! No importa lo que esté sucediendo a mi alrededor, yo siempre digo que estoy bien, porque de verdad lo estoy… Si algo nos caracteriza a los venezolanos es que siempre miramos la vida con humor y optimismo. Ahora, es posible que eso sea lo que no nos ayude a elegir mejor a nuestros gobernantes. ¡Epa! Prometí no hablar de política.

En la vida necesitamos nuestras Camilas, que nos quieran con fidelidad y devoción, que se emocionen al vernos, que nos acompañen sin más. Pero también necesitamos nuestras Mías, quienes siempre estén allí, marcando distancia, siempre objetivas, dispuestas a hablarnos claro, a mirarnos a los ojos y decirnos la verdad, por más duro que ésta sea… Porque necesitamos aprender a ser fuertes para guapear el día a día. Pero, por encima de todo, necesitamos a Dios, porque Él siempre está allí, y con Él nunca nos falta nada.

Hoy, Camila Elizabeth vive en Maracay, igualita… fea, fiel y amorosa, amando con emoción, siempre corta de aliento… Mía Andreina continúa conmigo, también fiel, pero a sí misma, siempre atravesada… Es que ella es dueña de su entorno porque, en realidad, soy yo la que vive con ella.

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

10 respuestas a «Caer parao’»

Extraordinario este escrito…como todos!! Dios te siga usando mi querida Helena. Él es el motivo real de nuestra resiliencia y quien nos lleva a ver mas lo positivo que lo negativo que nos sucede. A él la gloria!!

Excelente Helena.
Que bueno que estas escribiendo por este medio.
Continúa haciéndolo. Todo lo que se hace bien hay que hacerlo siempre.
Abrazos.

Gracias Helena, fue refrescante. No me acordaba de tus caídas, pero si, eran frecuentes.
Yo entendí la definición de resiliencia viendo como el árbol que había (o hay) junto a la puerta de garage en la casa de tu mama volvía a crecer, después de ser derribado por tormentas, después de ser podado casi hasta la raíz (varias veces). A las semanas volvía a crecer, y a estar sobre la entrada del garage, y… Echando flores, como si nada hubiera pasado. Saludos a Mía Andreina.

Buen escrito, es verdad no debemos quejarnos de nada, más bien con optimismo llevar nuestras vidas de la mano del Señor el cual es el único que nos ayuda en todo. Siempre necesitarémos esas Mías y Camilas ahí para aprender de ellas .

Amiga! Mientras leía ese escrito tenía la sensación de estar leyendo aquella revista q me gustaba tanto: Selecciones (así se llamaba en español). Eso quiere decir q lo disfruté. Aunque a la final te quedaste con la ingrata y mandaste de paseo a la más noble; por cierto, cualquier comparación con el hombre y la mujer latinoamericanos es mera coincidencia. Saque usted la moraleja y conclusiones en este asunto; aunque son varias las enseñanzas.😘

Jajajaja!!!!! me hiciste reír!! Helena porque se lo que es tener un gato, yo tuve uno y me trataba igual, me pareció muy bueno tu escrito, es muy cierto mi que dices de todas las cosas, yo soy una apasionada de la política y me gusta ese tema, pero a pesar de que no ahondaste en el tema de la política, «caíste parada» con tus comentarios, en referencia a las carencias por las que estamos pasando. Te felicito, muy bueno.

Aunque nunca he sentido empatía por los gatos, termine amando a tu Mía.
En cuanto al término de resiliencia lo hemos adoptado aunque creo muy a la ligera, porque lo que hay detrás de el , es lo preocupante, osea los periodos de dolor emocional y situaciones desfavorables a los que terminamos moldeandonos para decir que los superamos. Muy buena tu reflexión y en especial el recordarnos que El Señor es nuestra fortaleza y nuestro pronto auxilio…gracias

En esta historia quien cayó parada fue Mia; se quedó disfrutando la casa a sus anchas, ella no sólo sabe caer parada desde una gran altura, sino que se las ingenia para salirse con las suyas,
La historia es muy amena, parece el inicio de un guión de una buena película, donde los personajes caninos actúan como humanos y cada uno muestra una personalidad muy bien definida, me molestó es que la fiel Camila vimo a parar a Maracay.
Te veo regando las matas y enredarte con la manguera y caer, me parece cómico, pero más cómico me parece como tu describes la actitud de Mía, y me imagino la conducta de algunas personas en un sitio público cuando ven a alguien que se cae y necesita ayuda y pasan de largo como si nada.
Pero bueno Francis mejor no sigo, porque aún no terminó de entender cómo la preocupada Camila vino a parar a Maracay y la indolente Mía viviendo contigo a sus anchas. JAJAJAJAJAJA 😆😆😆

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