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Lectura Bíblica

El Evangelio de Juan, un Jesús no muy dulce.

Jesucristo, te damos gracias porque no fuiste prudente ni diplomático. Porque no callaste para escapar de la cruz. Porque fustigaste a los poderosos sabiendo que te jugabas la vida. Los que te mataron, esos fueron los prudentes”. Luis Espinal Camps

Ya es cultura popular que la imagen occidentalizada de Jesús, que tanto ha popularizado Hollywood, es un constructo de Rodrigo Borgia, quien tomo la atractiva semblanza de su hijo, César Borgia, para impulsar un Jesús hermoso, europeo, afeminado, de tiernos ojos azules y pisar suave. Pues, les tengo malas noticias… Jesús no era así. Y no hablo solo de su apariencia física. El Señor nunca fue una persona de pisar suave, poquita cosa, no. Jesús fue un hombre apasionado, tierno con el necesitado, duro con el poder mal entendido, compasivo con el pecador, centrado en su misión, y muy consciente de lo poco que dijo y de lo mucho que calló.

Ningún otro autor captó este lado “salvaje” de Jesús como lo hizo Juan, el discípulo más amado del Señor. En su evangelio, Juan habla de amor (una constante imperdible en todos sus escritos), pero también nos dejó una visión de Jesús única, de un hombre que tuvo roce con lo más granado de su tiempo, pero que no tuvo misericordia con quien tenía doble cara, con quien oprimía al necesitado, con quien engañara amparado bajo un manto de santidad. En este evangelio, Jesús no cede un paso hasta poner a esa gente de Jerusalén en su lugar, sin pestañar ni perder la compostura.

El evangelio de Juan es uno de los libros más importantes de la literatura bíblica. A diferencia de Mateo, Marcos y Lucas (que son evangelios sinópticos, porque presentan una sinopsis de la vida de Jesús) Juan se presenta con un evangelio de corte teológico, que si bien relata algunos incidentes de la vida del Señor, se dedica en gran parte a recoger las enseñanzas de Jesús y el significado de temas tan teológicos y profundos como la divinidad de Jesucristo, el verbo divino, el nuevo nacimiento, la verdadera adoración, la permanencia en Dios, la unidad del Hijo y el Padre, entre otros temas.

Esta diferencia obedece a la perspectiva del discípulo amado, quien decidió resaltar la actividad de Jesús en Judea mientras que los otros evangelistas centraron su recuento en las actividades del Señor localizadas en Galilea. ¿Por qué toma Juan esa decisión? Tal parece que Juan tiene un interés especial en las actividades en torno al Templo de Jerusalén, y en conversaciones y discusiones de Jesús con gente encumbrada y erudita. Los comentaristas parecen no saberlo a ciencia cierta, pero los resultados de su perspectiva saltan a la vista de cualquier lector.

La razón de ser del evangelio la establece su escritor en Juan 20:30-31: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”.

Un objetivo es el planteo de una meta o un propósito a alcanzar. El versículo escrito arriba resume íntegramente el objetivo que impulsó al apóstol Juan a escribir su evangelio. El registro consciente de este propósito demuestra la manera magistral con la que Juan organiza sus ideas, como un niño pequeño que pretende, con placer y con la lengua colgando de lado, colorear la vida de Jesús, no queriendo salirse de los contornos de su dibujo. Esta organización de propósito caracteriza las obras más célebres del mundo literario. Juan es claro en su propósito, y si queremos hacer una interpretación y una aplicación correcta de sus palabras, más nos vale escucharlo.

De esta manera, Juan se empeña en demostrar que Jesús no fue un simple hombre sino Dios mismo, y que sólo en Él hay salvación y vida en Su nombre. Es por eso que el evangelio de Juan no es sencillo de entender, porque no se limita a registrar la vida de Jesús. Juan apunta a demostrar que ese Jesús no sólo vino de una virgen, y nació en Belén, sino que su origen es, además de humano principalmente divino, eterno y trascendente, y que Él es el Verbo por medio del cual se hicieron todas las cosas. Esto lo establece Juan desde el primer versículo de su evangelio.

En Juan se presentan diálogos de gran altura teológica, que muestran 2 niveles de significado: (1) Un nivel humano, terrenal presentado por un hombre o mujer (María, Nicodemo, la mujer samaritana), y (2) un nivel divino, de lo alto, presentado siempre por el Señor Jesús. Por ejemplo, cuando María informa a su hijo sobre la falta de vino en la boda de Caná, Jesús le aclara que aún no había llegado su momento de manifestarse como Hijo de Dios. Cuando Jesús habló del nuevo nacimiento de orden espiritual, Nicodemo pensaba en el nacimiento de orden natural. Cuando Jesús habló del agua de vida a la samaritana, ésta pensaba que hablaba de agua corriente. Lo interesante es que Jesús está consciente de este desnivel en el diálogo, pero parece no hacer nada para salvar el abismo entre los dos niveles. Sencillamente, Jesús no considera importante el explicarse.

Consecuente con la profundidad de su evangelio, Juan también reúne todos los YO SOY pronunciados por Jesús para referirse a sí mismo (asociados con la luz, el agua, el pan, y las ovejas, temas constantes del Antiguo Testamento), y que son eco de aquel YO SOY EL QUE SOY que pronunciara Su Padre ante Moisés en Éxodo 3. Esto es otra manera de probar que Jesús es Dios. Como bien lo demuestran los fariseos y maestros de la ley, YO SOY es un nombre sagrado y divino. Oírlo de labios de un simple carpintero era una blasfemia imperdonable. Jesús se enfrenta a estos “sepulcros blanqueados” con claridad y seguridad, no dejándose amilanar por sus importantes cargos públicos.

Estudiar el evangelio de Juan supone adentrarse a temas teológicos un tanto profundos, aunque bastante manejados. Es importante leer mucho, asegurarse de entender el nivel superior de Jesús en los diálogos que contiene el evangelio, y presentar al Señor como Dios, en cuyo nombre hay salvación y vida eterna. Regresamos a la lectura del Nuevo Testamento de la mano de Juan. No desaprovechemos la oportunidad de conocer a ese Dios que amo tanto al mundo que dio a su único Hijo, para beneficio de todos los que creen en Él.

Pero, más allá de eso, vean a Jesús, completamente multidimensional, humano y divino, tierno y airado. No se pierdan a un Jesús que no se compromete con la gente importante de su tiempo, sino que los enfrenta con inteligencia, ironía, y muchas veces con desprecio, porque después de todo, Él, más que nadie, sabe de lo que ellos están hechos, y a quien realmente sirven.

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

7 respuestas a «El Evangelio de Juan, un Jesús no muy dulce.»

Me imagino a Jesús con el pibe Bergoglio.que le diría, apuntaría su condición latina, le diría que no es europeo, su pueblo es necesitado, que avive el jesuita que se durmió cuando el humo blanco salió del Vaticano. O quizás lo encuentre desubicado en medio de tanto barullo. De todas manera amo la capilla Sixtina, seguro Jesús me habría llamado «Farisea del arte».

Muy hermosa descripción del evangelio de Juan, hermoso por demás porque realza desde el versiculo 1 la deidad de Jesucristo para que no exista ninguna duda. Presenta a un Jesucristo 100% hombre y 100% Dios. Buena descripción de un Jesús mas humano y menos bello físicamente como haces referencia, que en realidad no es lo importante ni lo trascendente como lo fue su motivación para venir a salvar este mundo perdido en la ignorancia y el pecado. Gracias Francis por presentarnos a un Jesucristo que se preocupó por hablarnos claro y tajante enseñándonos las verdades del Reino. Es una buena reflexión para los maestros de la Biblia de hoy cuando tendemos a ser mas políticos y tolerantes de lo que el mismo Señor lo fue aún considerando su infinito amor. Tengamos cuidado de trazar la palabra con el mismo ímpetu ya que son sus enseñanzas lo que está en juego. Gracias hermana por tu contribución a nuestro crecimiento. Dios te bendiga.

Dtb amada Helenita, excelente enfoque el que nos das en cuanto a los diferentes diálogos de altura expresados por Juan en su evangelio, dándonos a conocer a un Jesús en toda la dimension de su señorío, sin dejar escapar la deidad de Jesús en todo su esplendor, resaltando un Jesús apasionado, amoroso con el necesitado, pero duro con el de mal proceder, pero compasivo con el pecador. Me emocionó su firmeza de como llevo a cabo su misión en la tierra, consciente para hablar poco, y lo que quería callar. Gracias por hacernos conocer de manera magistral y con mucha sabiduría, a un Juan expresando en todo su evangelio la importancia del amor, el hacernos conocer la visión que tenía de Jesús como solo él podía hacerlo, por cuanto su dedicación en aprender la enseñanza de su Señor fue única. Que maravilloso y refrescante es conocer por medio de su evangelio la divinidad de Jesús como verbo, dejándonos ver la necesidad de nuestra dependencia de Dios como la tenía el Hijo con el Padre. Gracias amada Helena, realmente agradecida por tus logros en el objetivo de nuestra enseñanza, por cuanto la pasión que expresas al impartir el evangelio del Señor, nos lleva a la inclinación de saber tanto como tu. Y esa sed insaciable de conocer más del Señor es impulsada por tu entusiasmo por hacernos conocer más de la verdad que es Cristo Jesús. Gracias mil gracias bella Dtb tqm.

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