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Estudio Bíblico

¿Conocimiento Bíblico?

Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Juan 17:3

En estos días estaba chateando con una amiga y, entre muchas cosas, llegamos a la conclusión que los cristianos ya no saben de Biblia como la gente de antes. En un arranque de narcicismo puro y odioso, le aseguré que mi conocimiento bíblico poco tenía que ver con mis estudios teológicos, que yo sabía Biblia desde muy niña gracias a mis maestros de Escuela Bíblica Dominical y de Vacaciones.

Y no miento ni exagero. Aun hoy, después de más de 40 años, cierro los ojos y puedo transportarme a momentos claves donde aprendí los libros de la Biblia en orden, y gracias a eso era muy buena en esgrima bíblico. También me hablaron de manuscritos y me pusieron a escribir Juan 3:16 en mayúsculas y sin separar las palabras, para que entendiera cómo los escribas habían copiado cada manuscrito. Aprendí muchísimos versículos de memoria, amparados y justificados en el Salmo 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Conocí cada personaje del Antiguo Testamento al dedillo, como amigos con los que compartía mi vida misma. También me adentré en las profundidades del Nuevo Testamento, con menos certeza, pero con el mismo ahínco. Sí, los escritos paulinos no son nada fáciles, y los discursos de Jesús son contradictorios a simple vista.

Cuando finalmente entré al Instituto Bíblico de mi ciudad a los 40 años, yo pasé el primer semestre de estudios sin ni siquiera tener que abrir un libro. Todo el conocimiento bíblico estaba indeleblemente consolidado en mi mente y en mi corazón. Yo era la prueba viviente de que lo que narra Deuteronomio 6:4-9 es completamente posible y cierto. Mis compañeros de clase, más jóvenes y frescos, se asombraban, no creyendo que era la primera vez que ingresaba a estudios teológicos.

¿Cómo era la educación para los judíos? A propósito de Deuteronomio 6:4-9, la enseñanza estaba firmemente afincada en el hogar, con los padres como puntales principales de la labor educativa. El conocimiento de Dios era el fundamento principal y el modelaje conductual se llevaba a cabo en comunidad. La repetición era el método por excelencia, y la transmisión generacional el seguro que garantizaba la permanencia del contenido, en una tradición oral única y fortalecida.

Ahora, solo cabe hacerse una pregunta: ¿Por qué las iglesias ya no cuentan con personas que tengan ese mismo tipo de conocimiento bíblico y doctrinal? Y me consta que los pastores se preocupan, y los directivos de Educación Cristiana se afanan y los maestros se aprestan a enseñar, pero los alumnos no aprenden… Los niños siempre aprenden, recitan versículos, relatan historias con entusiasmo y cantan verdades bíblicas con convicción, pero, ¿qué sucede en el camino a la juventud y la adultez? Todo se esfuma sin dejar rastro. Pensando una y otra vez sobre esto, he encontrado varios elementos que pudieran ser los causantes de esta falta de interés hacia la lectura bíblica y su aprendizaje significativo en medio de las iglesias cristianas.

Para empezar, los tiempos han cambiado… Y por muy manido que esto pueda sonar, esto es totalmente cierto. Hace varias generaciones atrás había un gran respeto por la autoridad, la de Dios, la de los padres, la de los pastores, la de los maestros, la de los policías. Era mucho más fácil enseñar que la Biblia tiene autoridad sobre la vida del creyente porque en ese entonces nadie cuestionaba la autoridad. El famoso corito que reza “La Biblia dice así” era cantado con vehemencia sin que nadie desafiara tal aseveración. Hoy en día hemos aprendido que la autoridad bíblica no debe afincarse en “porque la Biblia dice así” si no por una serie de argumentos que dejan a cualquier apologista perdido y confundido. Ahora hay que afilar el intelecto para que los creyentes no desarmen la autoridad bíblica. Para mí, que cantaba el corito con pasión, el pisotear esta verdad tan sencilla y fundamental es inconcebible.

Aunado a ello, hoy en día la pedagogía se ha vuelto cada vez más intrincada, más científica, menos humana. Los maestros deben ser expertos en captar la atención de personas que están habituadas a una era digital que bombardea sus mentes con imágenes, colores, sonidos, y una inmediatez de resultados que agota. Un maestro de Escuela Dominical que pretenda enseñar con una lámina de la creación, con arcoíris y demás elementos está frito. ¡Hasta el arcoíris ha perdido su esencia primaria! Una vez buscamos una experta en las nuevas tendencias de la educación que nos pintó un panorama muy crudo de la realidad de los niños de hoy y sus intereses. ¡Y yo, a los 8 años, que me sentía feliz coloreando el arcoíris y la capa de colores de José, sin percatarme de las implicaciones de género o los peligros de una familia disfuncional como la que crio Jacob!

¿Es que acaso creen que ahora se puede entender y apreciar todos los años que Abraham esperó por el cumplimiento de la promesa en Isaac, cuando ya se puede ver toda una serie de 10 episodios en una sola noche? La manera cómo ahora se manejan las cosas trastoca los efectos de la enseñanza bíblica. Ya lo dije, estamos acostumbrados a la inmediatez, no sabemos esperar y, por ende, esperar en Dios porque el tiempo de Dios es perfecto no es para nada creíble ni viable. Sencillamente no te lo compran.

Otra verdad triste y real es que la gente ya no lee libros… No estoy siendo redundante. La gente no lee libros. Lee en tabletas, en el teléfono, en la computadora, pero ya no está habituada a leer grandes novelas, biografías, cuentos, no. Leer en unos de esos dispositivos obliga a una lectura corta, rápida, obliga a leer información, relegando a la literatura a rincones olvidados de bibliotecas que ya nadie visita. La Biblia es literatura de lo más exquisita y apasionante. Llena de personajes y enseñanzas, de sabiduría y verdades útiles para vivir una vida que vale la pena vivir, la Palabra de Dios es incomparable. Y no se puede conocer a Dios y su voluntad si no nos adentramos en sus páginas.

Una de las realidades que más campean actualmente es que la gente va a las iglesias como ir a un club campestre: Dispuesta a codearse con amigos y dejarse ver por el pastor, cantar canciones que inflaman su espiritualidad y a escuchar a un orador correcto y apasionado. ¿Estudiar la Biblia en la Escuela Dominical, de manera activa y participativa? Para qué, si para eso está el pastor y su prédica… ¡Mientras menos nos obliguen a pensar, pues mejor! Yo recuerdo que la iglesia era ese lugar para cultivar amigos, sí, pero también para aprender Biblia, doctrina, para llegar a saber dónde nos aprieta el zapato. Ya no es así.

La filosofía se ocupa del problema del conocimiento. La epistemología reflexiona en la manera como el ser humano accede al conocimiento, evaluando la relación que ésta tiene con la realidad que lo rodea. Tiene que ver con cómo vemos, asimilamos y percibimos el mundo exterior, con objetividad o subjetividad, según sea el caso y el filósofo. Muchos pensadores griegos aseguraban que ya el ser humano lo sabía todo, solo había que hacer que todo surgiera de nuevo a la superficie, en una especie de parto que daba como resultado el tan ansiado conocimiento.

Los hebreos, siempre tan prácticos, tenían una percepción un tanto diferente a la de los griegos: El conocimiento nos lleva a conocer a Dios, punto. Y conocer a Dios implica establecer y mantener una relación significativa con Él, de eso se trata Juan 17:3, en relacionarse con Dios. En la Biblia tenemos infinidad de historias que nos muestran el caminar de muchas personas con Dios. Y esas personas nos sirven de modelo para saber y entender cómo vivir vidas con sentido, un sentido y un propósito que sólo Dios puede dar. A ése conocimiento es al que Juan 17:3 se refiere.

Este escrito lo comencé el sábado y el domingo asistí a la iglesia. Como en todo inicio de año, el ministro de Educación Cristiana habló de los planes para la enseñanza bíblica en el 2023. Y habló del conocimiento bíblico. En la prédica el pastor arengaba a todos a asistir a la Escuela Dominical y susurraba una plegaria a Dios para que todos atendieran el llamado. Y habló del conocimiento bíblico. Creo que su importancia ya está más que establecida.

¡Cuánto extraño mi iglesia y mi clase de Escuela Dominical cuando era una niña! Aprender de Dios y Su Palabra era un verdadero placer.

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

7 respuestas a «¿Conocimiento Bíblico?»

Simplemente excelente. La manera de sugerir el adaptarnos a estos tiempos para poder transmitir el conocimiento y la autoridad de Dios y su Palabra.

Woau Helenita, que bueno es leerte, y si, conocer a Dios es lo más importante, para los que creemos, para los elegidos, pero el que más interesado en que Dios sea conocido es El mismo, feliz tarde, te quiero muchísimo

Que interesante opinión y nostálgica reflexión, y si francis todo parece ser parte de la evolución y modernidad, por eso rogamos a Dios para que los maestros enseñen con pasión y verdadero conocimiento y los alumnos busquen con el querer que solo El Espíritu Santo puede poner en ellos y hacer del conocimiento un reflejo vivo en cada vida.

Excelente Francis.! No sabría por donde empezar. Las verdades de la actualidad que aportaste, no podria estar mas de acuerdo.
El cristiano debe adaptarse y planificarse dejando atras de algun modo la la manera en como fue enseñado. Las generaciones son diferentes, las atracciones igual. Cuando en otros tiempos un libro era la escencia mas exquisita, en la actualidad un video con una persona haciendo chistes aparentando ser su sexo opuesto, es lo que las personas buscan. Es triste, sin embargo no esta en nosotros el estancarnos, sino buscar la manera de demostrar lo extrordinario que es la Biblia y por que no, ir expirimentando que metodo actual los haría valorarla y apreciarla.

Te felicito por tu enseñanza y puntos de vistas. No hace mucho me preocupaba los años que pasaban sin poder inscribirme en un Instituto bíblico, tu comentario me dio ánimo jajaja… Siempre tuve obtaculos, hasta el sol de hoy, aun teniendo más facilidades porque algunos son 1 vez al mes. Sin embargo, sigo sin poder.
Tu comentario de que fue a los 40 años, me da un respiro, no significa que quiero llegar a esa edad para poder inscribirme. Pero sí en tener paciencia.

Excelente Francis, tengo varias cosas que comentarte al respecto pero lo haré de forma privada. Espero tu próximo escrito.

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