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A merced de mi radio

Esto es lo que me gusta de mi radio: El no saber qué va a ocurrir”.

Dos años antes de irse del país, mi hijo mayor alquiló una casa y se fue de la nuestra. Equipó ese espacio con todo lo que una persona joven puede necesitar: Un televisor enorme, un PlayStation y un equipo de sonido con cornetas poderosas para crear un maravilloso centro de entretenimiento, además de contratar internet privado. Su cocina tenía parrillera eléctrica, Tosty Arepa, licuadora, plancha para tostar el pan y demás electrodomésticos, para facilitarle la vida a un muchacho con conocimiento nulo en gastronomía. Su oficina contaba con todo lo necesario para trabajar cómodo, en modo remoto. Su vida estaba más que resuelta.

Roger Andrés vivía en una zona muy linda, pero la electricidad se iba hasta 6 veces al día. El pobre chico tenía que recorrer la ciudad para sortear un lugar donde poder trabajar. Al cabo de dos años, se cansó de tanta inestabilidad y se fue del país. La empresa donde trabaja le pidió que encontrara un lugar donde los servicios no fallaran… Ese lugar en Venezuela simplemente no existe. Entonces, el chico tomó su pasaporte y se fue, dejando todas sus cosas en mi casa, cosas que sufrieron los embates de fallas perennes de electricidad y cuyo funcionamiento es errático, por supuesto. Entre las cosas que dejó, está ese equipo de sonido con cornetas grandes… ¡Cómo peleamos mi madre y yo por ese aparato! Pero, yo gané la batalla, y allí está, en nuestra sala.

Me gusta poner la radio para escuchar noticias mientras estoy en la cocina. Mi espacio radial preferido es el programa matutino que lidera Román Lozinski, de 6 a 9 de la mañana, de lunes a viernes. Lo escucho porque ese periodista es mi única referencia informativa, porque no leo noticias por internet. Nunca me ha interesado mucho lo que pasa en el mundo, lo cual es lamentable y muy vergonzoso. Por eso, tomé la decisión responsable de hacer de Lozinski mi ancla noticiosa personal. ¡Si él no me lo cuenta, yo no me entero!

Pero, hay un gran problema… El equipo de sonido tiene un detalle con el botón de encendido (¿recuerdas todos los problemas de luz en casa de Roger Andrés?) y, en el período del programa de Lozinski, ¡puede apagarse una decena de veces! Hay ocasiones en las que ni siquiera quiere volver a encender y me puedo perder las noticias por espacio de una semana. ¡Totalmente perdida en cuanto a lo que sucede en el mundo! Sin embargo, sorpresivamente, el fulano aparato tiene dos semanas funcionando perfectamente, sin interrupciones… Ahora escucho a Lozinski sin ningún problema porque el equipo ha mejorado su desempeño de un día para otro. Y, si soy sincera, no tengo la más mínima idea de por qué o cómo se arregló el desperfecto.

Esta mañana estaba en la sala escuchando las noticias y reflexionando en lo errático del comportamiento de esta radio… Y pensé: “Estoy a merced de lo que este aparato decida”. Pues sí, yo tengo acceso a mis noticias diarias si el equipo de sonido así lo decide… Lo curioso es que no puedo controlar su desempeño. En unas semanas se apagará y comenzará el suplicio otra vez. ¡Mi vida noticiosa está totalmente fuera de mi control! Es triste, ¿no? Nunca voy a internet (por donde también puedo acceder al programa de Lozinski), nunca leo la prensa, nada. Si la radio no enciende, yo me quedo completamente inactiva. Ese día no hay noticias.

Muchas personas llevan sus vidas con esa misma impotencia, no tienen control sobre lo que sucede, y se lo atañen al destino. Son personas que ven cómo su vida transcurre sin tomar las riendas, van por la vida como por inercia. Muchas personas no estudian o se preparan en un oficio porque algo pasó que les impidió seguir adelante con su educación, otros se casan con personas que no aman porque una relación liviana pasó a ser significativamente obligante, sin ellos darse cuenta. Algunos tienen demasiados hijos que no pueden mantener porque nunca se han detenido a planificar, ni siquiera a pensar. Otros trabajan en empleos que les aburren porque temen quedarse sin su sustento.

Así como yo no mando a reparar el equipo de sonido, o me olvido de Lozinski y responsablemente busco las noticias por otro medio, muchas personas no toman decisiones activas para llevar vidas más significativas. Están empeñadas en algo que no funciona, están a merced de las circunstancias y no actúan para cambiar su realidad… La verdad es que a veces es demasiado tarde. En ocasiones, como yo, están atrapados en vidas obsoletas y no quieren ver las posibilidades que están ante sus ojos.

A veces lo que se requiere es un poquito de planificación… Algunas veces todo lo que se necesita es detenerse a pensar y buscar cómo se puede salir de esa inercia perniciosa. La Biblia dice que todo ser humano ha sido creado con un propósito específico, un camino que recorrer. Y dejarse llevar por las circunstancias adversas, como una veleta, es completamente irresponsable. Parte de ser una buena administradora de mi vida significa que yo debo, responsablemente, buscar el propósito de Dios para mí y cumplirlo. Muchos estudiosos dicen que allí radica precisamente la felicidad.

Jeremías 29:11 dice que Dios no tiene malos planes, sino que tiene buenos planes para nosotros, para darnos un futuro y una esperanza. Si nos dejamos llevar mansamente por las circunstancias, nosotros seremos los únicos culpables de la vida insatisfactoria que terminemos llevando.

Es muy cierto que sin Dios no podemos llevar vidas plenas, satisfactorias. Cuando establecemos una relación con Dios y procuramos hacer Su voluntad en nuestras vidas, no se hace más fácil, no, pero al menos la vida tiene un propósito y no vamos por allí como perritos sin amo. Las buenas decisiones, los planes concienzudos, la vida organizada nada vale sin Dios, sin Su guiatura, sin Su apoyo. Sin Él, es fácil dejarnos llevar como veletas al viento. Y perder el control de la vida trae consecuencias tristes e inusitadas.

Hoy por hoy, mis hijos se burlan de mí porque aún, con todas las redes sociales a mi disposición, me empeño en escuchar la radio para enterarme cómo va el mundo. En estos días Juan Carlos me recordó que sólo las personas de la tercera edad se aferraban a sus radios… ¡Al menos ellos tienen aparatos que funcionan siempre, sin problemas!

Algún día mandaré a arreglar el fulano equipo de sonido. Mientras tanto, disfruto de la buena racha de esta semana y escucho a mi amado Lozinski sin interrupciones… En primera fila.

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

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