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Biografía

Un hombre extraordinario

No, no voy a hablar de un hombre con poderes asombrosos, un héroe de esos inconfundibles, con capa y traje brillante. El hombre del que voy a escribirles dicen que era muy poca cosa físicamente, incluso sufría de una dolencia de la que nunca pudo sobreponerse. Es su verbo el que lo definió, lo que lo encumbró como unos de los escritores más claros, reveladores y prolíficos de la Biblia. Poseedor de una autoestima elevada, pero muy ajustada a la realidad, este señor es responsable del registro escrito de toda la doctrina que sostiene a la iglesia de Cristo. Nadie como él para desmenuzar los detalles de los misterios que Dios quiso revelar a la humanidad, por Su santa y divina voluntad.

Saulo de Tarso, o Pablo, como posteriormente se le llegó a conocer, era un fariseo, observante de la ley, con una educación esmerada, y con un celo obsesionante por la religión en la que había sido criado y educado. Su oficio era el de construir tiendas, y a eso se dedicó toda su vida. Pablo era un hombre que ostentaba la ciudadanía romana, en una época donde muchas personas sólo accedían a ella por medio del pago de sumas muy elevadas de dinero. Lo que pasa es que él había nacido en Tarso, la capital de la provincia romana de Cilicia, en la actual Turquía. Era un hebreo, de la tribu de Benjamín, nacido en territorio romano.

Hay muchas cosas que admiro de Pablo. Primero que nada, era un escritor muy talentoso. Cada vez que leo algunas de sus cartas, me asombra su capacidad para mantener su hilo de pensamiento temático. La manera como organiza sus escritos y lo abundante de sus ejemplos es realmente digno de un Nobel de Literatura. Segundo, me gusta mucho la pasión que siente por lo que hace. Sea que funde una congregación en alguna región gentil, o que dirija un encendido discurso a las masas, Pablo demuestra una pasión arrolladora. Cuando está feliz, lo expresa con efusividad (como en la carta a los Filipenses), cuando está enojado, está que arde, totalmente indignado (como en la carta a los Gálatas), y cuando está triste, lo expresa con verdadero pesar (como en Filipenses, de nuevo).

Lo interesante de Pablo es lo humano que es, lo próximo a las comunidades eclesiásticas a las que sirve. Prueba de ello son los numerosos saludos que registra al final de muchas de sus cartas. Allí, habla de personas reales, por sus nombres de pila, muchos con referencias a sus circunstancias personales. ¿Qué líder de hoy sabe los nombres de la gente que lo rodea sin tener un asistente que se lo apunte y recuerde con discreción? Sin lugar a dudas, Pablo era un hombre que se interesaba por la gente, que disfrutaba de amistades en su círculo íntimo, que gozaba de una reputación ganada a pulso, con trabajo duro y dedicación de la buena.

Otra cosa que asombra acerca de este apóstol es su responsabilidad en cuanto a la misión que Dios le había dado. Muchas veces Pablo se refirió a su misión como la revelación del misterio de Cristo. Eso era como una papa caliente que le quemaba… En ocasiones escribió, a modo de conclusión, que el misterio de Dios era el evangelio de Jesucristo. Esa urgencia por llevar el mensaje de ese misterio revelado lo consumía, y creo que allí radica su pasión y su celo por hacer bien su trabajo.

Pablo se muestra como una persona incansable, como el conejo de Energizer al que nunca se le agotan las baterías. Él, y sólo él podía sentir gozo y honor en la cárcel, con un soldado romano custodiándolo las 24 horas del día. Sólo él podía decir, en 2 Corintios 4, que está atribulado, pero no angustiado, en apuros, pero no desesperado, perseguido, pero no desamparado… Y así sigue, con esos sentimientos tan fuertes, tan duros para el espíritu, y continúa adelante, como si nada realmente importante estuviera sucediendo en su vida. Esa fuerza, ese ímpetu sólo pueden venir del Señor… Porque si no es así, Pablo en verdad era un ser de otro mundo, extraordinario, pues.

Leer las cartas de Pablo a mí me da vergüenza. Eso de “vivir es Cristo y morir es ganancia” requiere de una madurez y una estatura espiritual extraordinaria, que yo hasta ahora no he experimentado. Uno va leyendo y piensa: ¡Qué hombre este! Pablo pide que lo imitemos a él, porque él es fiel imitador de Cristo. ¿Cuándo podré decir yo eso a mis discípulos? Pues, como van las cosas, ¡creo que nunca podré exigir eso a nadie! Hasta Pedro, el gran Pedro, columna de la iglesia e íntimo de Jesús, reconoció que los escritos de Pablo tenían una altura que él, con todo y Espíritu Santo, no podía entender del todo.

¿Habrá alguien hoy que pueda igualar a este apóstol? ¿Habrá algún pastor que tenga los recursos espirituales para guiar a muchas congregaciones? ¿Habrá algún erudito con los recursos intelectuales para escribir y explicar misterios divinos? ¿Habrá algún misionero con los recursos físicos y de salud para viajar incansablemente por Asia y Europa, con los medios de transporte de hace 2.000 años? ¿Habrá algún psicólogo que tenga los recursos emocionales para aguantar cárcel, juicios y persecuciones con entereza? Sinceramente, no creo. Pablo logró todo eso porque Dios estuvo con él, dándole a un hombre ordinario dotes extraordinarias, para acometer una tarea extraordinaria.

Para mí Pablo es un héroe, un hombre emulable, un ser humano que no tuvo miedo a vivir su propósito de vida a plenitud. Fue un hombre que tuvo un crecimiento espiritual único, que bien pudo decir “aquello que quiero hacer no hago”, y luego decir “he acabado la carrera” con absoluta certeza de haberlo hecho todo muy bien. Pablo fue una persona de gran carácter, que siempre demostró un gran sentido del deber, exigente consigo mismo y con los demás, pero que igual reconocía el valor de sus compañeros de labor, a quienes consideraba indispensables. Un hombre controversial que nunca calló lo que debía decir, y cuyas posturas sociales y comunitarias han sido tergiversadas al servicio de intereses y juicios nada sensatos.

No, Pablo no fue esclavista, ni machista, ni sectario. Sólo fue un hombre de su generación con visiones propias del tiempo que le tocó vivir. Él rompió esquemas, pero en otros ámbitos. Es que, ése es el mal de todos los genios a lo largo de la historia, ser incomprendidos, juzgados, vapuleados. Y Pablo, como parte de ese gremio genial, no escapa de esa triste realidad de incomprensión y juicio.

¡Gracias Pablo, por acercarme a los insondables misterios de Dios!

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

3 respuestas a «Un hombre extraordinario»

Me fascina Pablo porque fue un ser extraordinario y su conversión fue realmente muy genuina yo quisiera poder tener ese carácter real . Desde que lei sobre su vida su conversión quede enamorada de ese carácter de ese ejemplo de cómo con tanta pasión llevó el evangelio de una manera impecable con su gran testimonio muchos creyeron . Yo en mi intimidad con Dios pido que mi vida la de mi hijo y mi esposo y la de esas personas que aún no conocen a Cristo sea como la de este apóstol. Una vida cristo céntrica. Gracias mi amada Helena por ese estudio que me emociona mucho y me encanta porque se que Dios puede hacer eso en nuestras vidas si es su voluntad y si nosotros se lo permitimos el puede cambiar y moldear ese carácter y transformarlo como sea su deseo. Mil gracias Dios te bendiga Tqm. Un abrazo.

Que erudito escrito! Aprendo tanto de ellos, tus escritos…. recuerdo la emoción sentida cuando estando en una isla griega, me detuve un momento y al mirar al suelo, descubri el siguiente escrito: «Aquí fue fundada una primera iglesia cristiana por San Pablo». Que relevancia la de aquel hombre, difusor del cristianismo en el mundo occidental!

Que te puedo decir Helena, sobre este escrito que muestra la calidad de persona que fue Pablo, wuao!! Que bello, quien hoy en día puede decir todas esas palabras con perfecta convicción de sus de su fe, uno piensa en: para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia y por la mente no dejan de pasar la idea bastarda de las ganancias terrenales, porque somos tan carnales… que no sabemos cuantificar, lo espiritual. Estoy muy complacida con este escrito, ya que Pablo aparte de Pedro, y los apóstoles que fueron puestos en fuga por los demonios, (esos me hacen reír muchísimo) para mí Pablo es maravilloso, si lo pudiera comparar con algún super héroe lo haría con Capitán América. Jajajajajaja me gustó mucho Helena de verdad te felicito

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