En una ocasión tuve que buscar cupo para mis hijos en la escuela pública de nuestro vecindario y, como te podrás imaginar, eso no es tarea fácil. El día que visité la escuela, iba armada con el nombre de una maestra que, según una amiga, me iba a ayudar a conseguir los dos cupos que necesitaba. Subí por unas escaleras anchísimas, tratando de encontrar el salón donde esta maestra se encontraba. Al final de las escaleras, me encontré con un salón repleto de niños. Decidí entrar allí para preguntar por la maestra, y me encontré con una gran amiga dando clases allí, en el salón en el que había entrado. ¡Qué sorpresa tan grata! Olguita, mi amiga, me abrazó y besó efusivamente… Y por supuesto, dijo que ella me ayudaría a conseguir esos cupos, que no me preocupara porque ella se encargaría de todo. De más está decir que mis hijos entraron a esa escuela sin problemas, y allí estudiaron por tres años.
La verdad es que no me considero una persona muy espiritual. Sin embargo, sí he experimentado la ayuda del Espíritu Santo en mi vida. Yo estoy plenamente convencida que Dios me guío hasta el final de esas escaleras anchas para que yo encontrara la persona adecuada, y a través de ella obtener el cupo para mis hijos. Esta experiencia siempre me recuerda al libro de Hechos de los Apóstoles, en el Nuevo Testamento. ¿Por qué? Pues porque la guiatura del Espíritu Santo allí es innegable y latente a lo largo de todo el libro.
Hechos de los Apóstoles es el único libro de historia del Nuevo Testamento. En él se narran las andanzas de los cristianos en el primer siglo, unos 50 días después de la ascensión de Jesús. Su autor es Lucas y se le considera la segunda parte de su evangelio. Hechos se desencadena a partir de la promesa de recibir poder espiritual para acometer el trabajo de regar las Buenas Nuevas de Salvación por toda la cuenca mediterránea controlada por el Imperio Romano. Entonces, toda la sucesión de hechos históricos que se narran allí, suceden inflamadas por ese poder y esa guiatura del Espíritu Santo.
Lo que más llama la atención de Hechos es que sus personajes no se amilanan ante nada, muy a pesar de que el Señor Jesús ya había partido de esta tierra. Si yo hubiese pasado por la ausencia física de mi líder y maestro, yo me habría sentido devastada, abandonada, sin fuerzas, y sin poder. Pero Lucas, mi muy organizado y excelente escritor, relata en el capítulo 2 la fuente de la fuerza, el poder, el ánimo y el empuje que mueve a los apóstoles: El Espíritu Santo. A partir de ese relato, el Consolador tendrá un papel protagónico, comandando la labor eclesiástica y misionera en el primer siglo, con mano firme y sin vacilación.
Para llevar a cabo sus propósitos, el Espíritu de Dios usa a hombres y mujeres comunes, pero con la preparación adecuada. La labor es extraordinaria, y a veces adquiere visos sobrenaturales. Pedro es el primer líder, valiente extrovertido, con una autoridad indiscutible. Lo acompañan Juan y Jacobo, con la misma autoridad que les da el haber conocido al Señor Jesús de primera mano, y haber formado parte de su círculo íntimo. Pablo llega a llamarlos columnas de la iglesia naciente. Saulo de Tarso entra en el capítulo 9 para no salir más, robándose el espectáculo evangelístico y misionero.
Pero las mujeres no se quedan atrás. En Hechos vemos a mujeres que también acometen la labor evangelista con valentía y denuedo. Están María (la madre de Jesús), Lidia, Dorcas, Priscilla, Febe, Safira (quien no quedó muy bien parada), y unas mujeres muy influyentes que sacaron a Pablo de una ciudad. La verdad, quien piense que las mujeres en la antigüedad eran indefensas está muy equivocado…
Sucesos monumentales hay muchos en Hechos… La venida del Espíritu Santo a todos los creyentes, donde hay una manifestación espiritual poderosa y sobrenatural; la persecución de la iglesia por parte de los judíos, que ocasionó que los creyentes se esparcieran por parte de Asia y de Europa; el concilio de Jerusalén, que normó la conducta de los creyentes gentiles; la empresa misionera, comandada por Pablo, Silas, Bernabé, Juan Marcos, Timoteo, y otros más. Todos estos hechos han pasado a las páginas de la historia como eventos que marcaron el inicio glorioso de la iglesia de Cristo.
Este interesante libro también recopila una serie de discursos poderosos que cuentan de valientes hombres que no temieron a sus enemigos, ni al gobierno, ni a los ricos y poderosos, ni al status quo. Esos discursos están llenos de acusaciones y declaraciones explosivas, que llevaron a quienes los profirieron muchas veces a la cárcel, y a otros al martirio y a la misma muerte. Pedro, Juan, Estebán, Jacobo, Pablo y otros gritaron sin temor que ellos servían al Señor Jesús, que había sido muerto por los judíos, pero que vivía pues había resucitado al tercer día, hecho del cual ellos eran testigos presenciales. Con la misma valentía declararon que ese Jesús, a quien ellos servían, era el Señor sobre todo imperio, en una época donde servir a otro señor fuera del César, y a otro imperio fuera de Roma era un crimen penado con la muerte.
Los Hechos de los Apóstoles es una historia de valentía y poder como ya no se ven hoy en día. En una época donde parece que lo tenemos todo, donde los avances tecnológicos son asombrosos y abrumadores, hoy más que nunca necesitamos de esos hombres toscos que curaban con su sola sombra, cuya palabra convencía de la necesidad de Dios, que fundaban y animaban a las congregaciones con sus viajes, sus cartas, su presencia, su dedicación y su amor.
Pero más allá de esa valentía y arrojo, hoy por hoy necesitamos afinar nuestro oído para escuchar al Espíritu Santo en nosotros, para dejarnos guiar por Él de manera inequívoca. Necesitamos ponernos en las manos de Dios para que Él nos diga qué hacer, a dónde ir, y qué escaleras anchas o angostas tomar para encontrar Su ayuda. Pablo, Pedro, Bernabé, Lidia y Dorcas lo escuchaban y obedecían sin chistar. ¿Por qué nos cuesta tanto escuchar al Espíritu? Si algo nos enseña Hechos es que el Espíritu de Dios está presto para tomar las riendas de nuestra vida, y para acompañarnos hasta el fin.
No te pierdas la lectura de Hechos de los Apóstoles… ¡No te vas a arrepentir!
4 respuestas a «Hechos de los Apóstoles: El Espíritu Santo manda»
Te felicito por acordarte de el.
Muy acorde para el devocional que iniciamos como iglesia el día 2 del mes en curso, en pocas palabras » como anillo al dedo».
Gracias Francis, y Dios continúe dándote esa sabiduría y entendimiento.
Mi querida Helen, quiero felicitarte por tu hermoso escrito. Solo una objeción, por qué afirmas que no eres espiritual? Te digo que estás ungida!
Wuao!!!! Muy bueno, estoy desayunando y no se que está más bueno si mi desayuno o la lectura. Jajajajajaja te felicito mi Helena.