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Lectura Bíblica

Isaías: Dios es nuestra salvación

Levántate y resplandece porque ha venido tu luz”. Isaías 60:1

Muchas veces nos quejamos de tiempos difíciles, y sí, es verdad, son tiempos para nada fáciles. Sentimos como que no tenemos piso, que todo es cuesta arriba, y nos gana el estrés y la desesperación. Comenzamos a recordar tiempos mejores, más felices y humanos, sin darnos cuenta que son los tiempos difíciles los que sacan lo mejor de cada uno de nosotros. Veamos el ejemplo del profeta Isaías.

Isaías era un miembro de la alta sociedad hebrea. Era una especie de príncipe y formaba parte de la corte del rey. Este hombre no era un plebeyo, era parte de la nobleza. Su educación esmerada y sus dotes como profeta hablan de una persona acostumbrada a vivir con lo mejor de lo mejor. Tenía un roce cercano y hasta familiar con los reyes de su tiempo, y demostró tener un dominio particular de la política local y regional. Isaías tuvo el privilegio de ser consejero político para los reyes que sirvió. Llevar una vida así es el sueño de cualquier persona.

Pero… Isaías describe tiempos revueltos que hacían de su labor de estadista y profeta un verdadero suplicio. Este noble fue testigo de terribles caídas políticas y de invasiones que pusieron a Judá y a Israel a merced de las grandes potencias de su tiempo. Después de haber visto y disfrutado lo mejor que su pueblo podía ofrecer, Isaías tuvo que vivir tiempos verdaderamente desoladores (¿pueden ver por dónde van los tiros?). Cualquier similitud con la realidad venezolana es pura coincidencia.

Isaías es el libro profético más amplio de la Biblia, por eso encabeza a los profetas mayores en el canon bíblico. Es el libro del que más copias se encontraron en las cuevas del Qumram, erigiéndose como un texto bíblico de una importancia monumental. Su autor es el profeta Isaías, hijo de Amoz, quien sirvió a 4 reyes de Judá: Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, unos 750 años a.C. Este profeta vivió uno de los momentos morales y políticos más deplorables del reino de Judá, ubicado en el sur de la dividida nación de Dios. Durante ese tiempo, Judá cayó víctima de los imperios asirio y babilónico, como consecuencia de su rebeldía y desobediencia a Dios.

Los profetas del Antiguo Testamento son un grupo de hombres, muchos de ellos valientes y un tanto testarudos, considerados la voz de Dios en medio del pueblo. Eran servidores y mensajeros de Dios que denunciaban, a gritos y a quien quisiera escuchar, injusticias sociales, económicas y políticas que sucedían por la desobediencia y el egoísmo de los monarcas de Judá en el sur y de Israel en el norte. Generalmente eran mensajeros muy sacrificados porque siempre sufrían en carne propia las consecuencias del pecado del pueblo. No eran figuras muy populares ya que a menudo portaban malas noticias y castigos por parte de Dios.

El género de la profecía a veces tiene que ver con la proclamación de eventos que han de suceder en el futuro, pero la mayoría de las veces la profecía se refiere a mensajes que Dios quiere proclamar al pueblo con respecto a su presente. De esta manera el profeta es una especie de predicador de la antigüedad. Un predicador sumamente sufrido que generalmente veía con horror y espanto las consecuencias del mensaje divino.

Isaías es el profeta más prolífico e importante del Antiguo Testamento porque sirvió por largos años a 4 reyes de Judá, uno de los cuales es Ezequías, un excelente rey ante los ojos del Señor. Su llamamiento, narrado en el capítulo 6, es de lo más sobrenatural de todos los llamados, lleno de ángeles y de la presencia gloriosa de Dios. Isaías es un profeta valiente, un narrador acucioso y un poeta muy sensible. El libro se pasea con facilidad por la profecía, la denuncia, la narración y la poesía con una maestría sin igual.

¿Dónde radica la importancia de este libro? Isaías contiene la profecía más fundamental de la Biblia: El nacimiento y la pasión de Jesús en la tierra. Los capítulos 9 al 11, llamados “la sección de Emanuel” contienen de manera intercalada el origen, la concepción, el nacimiento y la misión del Jesús (Emanuel, Dios con nosotros). Los capítulos 53 al 61, llamados “la sección del Siervo Sufriente” narran de manera muy cruda todo el sufrimiento de Cristo en la cruz y la alegría que este sacrificio salvífico traería al pueblo de Dios. Isaías trae palabras de aliento, consuelo y gozo en momentos donde la desolación, la opresión y el sufrimiento están a la orden del día, y son la única realidad que el pueblo conoce. Su mensaje de esperanza brilla en medio de la oscuridad, porque está anclado firmemente en el Mesías prometido. Isaías es, de muchas maneras, un libro para ejercitar la fe en medio de los problemas.

Para estudiar a Isaías es importante leer y conocer acerca del contexto histórico, político, social, económico y religioso de su tiempo. No podemos emprender este recorrido bíblico sin una base referencial sólida. Necesitamos empaparnos de la realidad contextual que rodea a Isaías y a sus circunstancias para extraer de ese libro las enseñanzas pertinentes para nuestros días que, como los de Isaías, son difíciles y adversos.

Isaías trae claras enseñanzas en cuanto a la entereza y la paciencia en un entorno adverso y desolador. Su autor tuvo mucho que perder en medio de todas las crisis por las que atravesó su país, pero nunca perdió la compostura, ni tampoco la esperanza. Esta es nuestra oportunidad de contagiarnos con la esperanza que brilla en Isaías, de la fidelidad de un profeta valiente, y del amor y la misericordia de Dios, quien nunca abandona a Su pueblo. Es nuestra oportunidad de aprender a apretarnos el cinturón y seguir adelante, de la mano de nuestro Señor siempre.

Pero, más allá de todo eso, Isaías me enseña a mirar las dificultades desde otra perspectiva… Sí, el mundo a mi alrededor se derrumba, la vida parece no tener salida, pero a lo lejos se puede atisbar una luz de esperanza. Este profeta me dice, con autoridad y renovado ímpetu, que la realidad puede estar escondiendo un futuro nuevo, brillante, prometedor. Y a eso yo me remito día a día. “Levántate y resplandece…”

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

6 respuestas a «Isaías: Dios es nuestra salvación»

Me encanta tu mensaje es realmente refkexuvo y muy cierto nunca por ningún motivo debemos perder la esperanza y mucho menos nuestra fe porque por la fe vivimos y fuimos salvo por esa fe. Así que debemos seguir firmes en esa fe sin que nos importe lo que estemos viviendo porque en medio de los tiempos difíciles El Señor se glorifica en nuestras vidas porque para los que aman al Señor todo le ayuda a bien. Así te alabó Señor por lo hermoso de tu grandeza. Gracias mi amada y apreciada Helena por este estudio o Está lectura que permite que podamos reflexionar y disfrutarla. Tqm y un gran abrazo mi hermana bella.

Al igual que el comentario hecho al libro de Job, este de Isaias viene a levantar ánimo y enseñarnos a ver las situaciones desde otra perspectiva, y la mas adecuada como pueblo de Dios. Maravilloso Francis, una vez más, sigue adelante…

Wuao Helena me gustó mucho tu escrito sobre Isaías, tan bien escrito, y muy emocionante, no había visto la parte política de Isaías, ni tampoco su estirpe, es como si me abriste el apetito, para comenzar a comer de Isaías y aprender cosas muy interesantes, porque uno siempre va y repite: mira lo que dice Isaías 53, mira lo que dice Isaías 61, y nunca lee analizando el constecto, solo lee como un buen religioso, e interpreta lo que oye a través del predicador de turno. Te felicito muy bueno.

Indudablemente tu estilo es claro y muy sencillo para entender aún lo más intrincado de las Escrituras…..me gusta y x eso me deleito leyendolos…….
El libro de Isaías es uno de mis favoritos del Antiguo Testamento xq siempre encuentro un mensaje acorde y muy propicio que se adapta y aplica también a nuestro diario vivir.

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