“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”. Salmo 119:165
A veces uno lee la Biblia y se siente como un extraterrestre. La Palabra de Dios habla de amor, de paz, de gozo, de contentamiento… Y uno vive en un mundo y en un país como este, donde nada es normal, donde pierdes la paciencia ante tanta escasez, tanta injusticia y tanto temor al mañana. No parece haber comunicación ni concordancia alguna con lo que dice mi Biblia y lo que vivo a diario. ¿Cómo se atreve este poeta a decir que él tiene mucha paz porque él ama la ley de Dios? Pues, yo también la amo, pero eso de la mucha paz parece que no es conmigo…
Muchas veces nos sentimos así, decepcionados y atrapados en una realidad que no se corresponde con el mundo rosa descrito en la Palabra. Pero, el caso es que, para el momento en que el salmista escribe el Salmo 119, su mundo tampoco era color rosa, y mucho menos ideal. El mundo nunca ha dejado de existir en un caos perenne, y el ser humano ha navegado en cosmovisiones y realidades igual de caóticas. ¿Qué te puedo decir? Es el pecado… Realmente el pecado echó todo a la basura. Entonces, ¿se puede tener mucha paz en este mundo? Si creemos a la Palabra de Dios, por supuesto que sí se puede.
En esa búsqueda incesante por la paz personal, interna o incluso colectiva, la humanidad se ha embarcado en una carrera frenética por alcanzar bienestar económico y material, mediante la obtención y acumulación de cosas, como casas, vehículos, ropa, calzado. Otros más buscan la paz mediante la posición social y la fama, a través del status, el reconocimiento y la importancia dentro de la comunidad. La mayoría parece encontrar la paz en la soledad y la tranquilidad, eximiendo sus vidas de toda preocupación y afán. Algunos emprenden un viaje espiritual en busca del dios o el iluminado de moda, sólo para estrellarse en la triste realidad de los dioses de invención humana, que no satisfacen las necesidades espirituales de nadie. La pregunta parece ser ¿dónde está la paz de la humanidad? La Biblia habla de la paz que sólo Dios puede dar.
En el Antiguo Testamento, la paz está ligada con una buena relación con Dios, la cual es producto de la obediencia a la Palabra de Dios. Esta paz se traduce en ausencia de guerra, seguridad nacional, prosperidad, salud, contentamiento e incluso salvación. Cuando la relación con Dios se rompe, la guerra y la desolación toman control de la nación de Israel. En el Nuevo Testamento, Cristo declara que Él mismo es la fuente de la verdadera paz, y que Él no la da como el mundo la da. El apóstol Pablo afirma en sus cartas que podemos vivir en paz con Dios gracias a Jesucristo. Esa paz, que es tan diferente a la de este mundo, nos unió al pueblo de Dios, y la disfrutamos hoy palpablemente.
En el Salmo 119:165, el salmista habla, anhela y disfruta de esa paz que sólo experimenta aquel que tiene una buena relación con Dios, y ama y obedece Su Palabra. Es esa paz que reina en el corazón de quien no teme ni le tiene miedo a sus enemigos, sino que más bien teme y le tiene reverencia a Dios y a Su Palabra. Este versículo recoge la confianza del salmista en momentos llenos de emociones encontradas que amenazan su paz y su estabilidad. Los resultados de amar a Dios y a Su Palabra se ven a través de todo el salmo 119: Fortaleza aún frente a la oposición de los poderosos, gran gozo, rechazo a la mentira y a la falsedad, y una actitud continua de alabanza.
La falta de paz casi siempre denota un temor profundo a lo desconocido. Generalmente cuando tememos algo es porque reconocemos en otros atributos superiores a nuestros propios atributos. Cuando ese temor se apodera de nosotros podemos somatizar el miedo teniendo reacciones físicas, o podemos tener también reacciones emocionales a ese mismo miedo. Pero, el salmista asegura que tiene mucha paz porque ama la Palabra, confía en ella y ésta lo hace muy feliz. Compara la ley de Dios con un tesoro que cuando se encuentra produce un gran gozo. Esto es un tema recurrente en este salmo y en toda la Biblia. El temor es sustituido por la paz. Así es la seguridad que imprime el obedecer y amar la ley de Dios.
Después de tantos temores y emociones encontradas, el salmista parece descansar en la paz que le produce el amar a Dios y su Palabra. Y no es paz, es mucha paz. Para una persona que está sumergida en problemas, la mucha paz es el mejor activo. Repasar versículos de aliento y promesa divina en momentos de angustia es un recurso muy necesario. ¿Qué cosas nos permite el tener la mucha paz que sólo se encuentra en la Palabra?
- La mucha paz nos permite pensar antes de actuar. En momentos malos el pensar puede marcar la diferencia. ¡Y pensar en los tesoros de la Palabra, aún más!
- La mucha paz nos permite mantener nuestras emociones en control. Esto no quiere decir que dejemos de sentir, como si fuésemos robots. Lo que sí quiere decir es que esas emociones no nos controlarán, porque la paz de Dios ya lo hace.
- La mucha paz le permitirá el control de nuestra vida a Dios. Recuerda que la paz es parte del fruto del Espíritu. La paz es un recurso espiritual que está a nuestra disposición.
- La mucha paz es contagiosa. Ella causará admiración en otros y nos permitirá compartir con los demás las bondades de la Palabra de Dios.
Entonces, ¿se puede o no se puede vivir en un estado de mucha paz? ¡Claro que sí! Ahora, ¿crees tú que es fácil? Vivir la vida con mucha paz requiere de un sometimiento a Dios y una decisión a confiar en Él plenamente, muy a pesar de las circunstancias que nos puedan rodear. El amar a Dios y a su Palabra trae como resultado confianza plena delante de Dios. En este versículo, el 165, el salmista da testimonio de su esperanza, de su amor a la ley de Dios, y de su obediencia. Cuando leemos y atesoramos la Palabra de Dios, llegamos a conocerle. Entonces, confiamos en Su provisión y cuidado, sabemos de Su fidelidad, santidad y justicia. Esa relación, ese conocimiento nos llena de mucha paz.
Sí, la Biblia es una fuente inagotable de paz. Por eso, la Palabra debe estar presente para confrontarnos, para recordarnos quién es el Dios a quien servimos y obedecemos.
2 respuestas a «Salmo 119: Mucha paz»
Gracias Señor por esa paz que sobrepasa todo entendimiento, que pueda cada día disfritar tu Palabra 🙏🙏
Me encantó tu escrito de hoy!!! Me ví reflejada… difícil mantenerse en paz e edtr mundo….cono decía el sabio…. sólo Dios satisface!…. gracias, mi Francis querida!