Dios es un Dios histórico: Él, no sólo se muestra poderoso en cada uno de los eventos narrados, sino que se revela como el único Dios que controla toda la historia, por y para sus propósitos perfectos. Los libros históricos en la Biblia buscan dar a conocer a Dios actuando en y a través de los seres humanos, haciendo uso de su cultura, su idioma y su realidad social. Dios es protagonista indiscutible de cada uno de los eventos históricos, y el ser humano es su instrumento más valioso.
En la historia bíblica veremos situaciones muy humanas, muchas veces violentas, inconcebibles para nuestra cultura actual y nuestra conciencia moral. Por eso es importante entender que la historia narra eventos del pasado que no nos permiten emitir juicio, pues es inútil juzgar culturas y personas ya desaparecidas. Estudiar el Antiguo Testamento supone un ejercicio de mirar los eventos desapasionadamente, enfocándonos en los personajes humanos, y observando cómo Dios trabaja en ellos de manera portentosa. Es por ello que de los libros históricos nunca se extrae doctrina alguna. El valor y la aplicación a la vida diaria radican en conocer a Dios actuando, y ver en ese Dios antiguo al mismo Dios de hoy. Sí, aunque las circunstancias humanas cambien, Dios es el mismo ayer, hoy y siempre.
Estudiar la historia en el Antiguo Testamento es también útil porque nos provee de un contexto muy necesario si se quiere realmente entender el Nuevo Testamento. Los libros neotestamentarios están repletos de referencias a la historia y a los escritos antiguos, como bien pudimos constatar cuando les escribí de la carta universal a Los Hebreos.
El libro de Josué es el sexto del Antiguo Testamento y narra todos los eventos históricos que sucedieron justo antes de la entrada del pueblo de Israel a la tierra prometida, y cómo el pueblo de Dios conquistó el territorio de Canaán de mano de sus primeros pobladores. El líder humano indiscutible es Josué, hijo de Nun, a quien primero conocemos como uno de los 2 espías, los que llevaron un reporte optimista de su primera visita a la generosa tierra prometida por Dios, donde fluye leche y miel. Posteriormente, a Josué se le conoce como el siervo de Moisés, y a la muerte de éste, pasa a ser el aguerrido caudillo que conduce a Israel al territorio que le correspondía por voluntad de su Dios.
Episodios famosos en Josué hay muchos: En el capítulo 1 Dios le pide a Josué valentía para acometer la labor que tenía por delante. El capítulo 6 narra la inusual toma de Jericó, donde minan las bases de la ciudad amurallada. En el capítulo 10 Dios detiene el sol y la luna para dar a Israel más tiempo para combatir contra los amorreos. A partir de allí se hace una repartición detallada de la tierra a cada una de las tribus. Y finalmente, el capítulo 24 recoge el inspirador discurso de despedida del anciano líder Josué, donde insta al pueblo a servir a Dios por encima de todo lo demás.
Pero, son los encuentros bélicos los que cautivan en este libro. Las batallas narradas son tan espectaculares en detalles inusuales, llenas de contiendas desiguales, y de guerreros inexpertos, que a mí todo me recuerda a las batallas independentistas de nuestro prócer José Antonio Páez, con su tropa de hombres descalzos y semidesnudos, pero valientes, muy corajudos. En Josué, el pueblo de Dios siempre parece tener todas las de perder, pero no, no pierden. ¡Es que tienen al Señor de los ejércitos a su lado! Contra ese Dios sí es verdad que no puede nadie.
Es que Josué es un libro apasionante, lleno de aventuras y glorias del pasado que aún repercuten en el orgullo nacional del Israel actual. Al leerlo, tendremos la interesante oportunidad de emocionarnos con eventos inusuales protagonizados por gente muy especial. También tendremos el privilegio de conocer a nuestro Dios, único, poderoso, Jehová de los ejércitos respetado por los suyos y temido por extraños. Pero es quizás Josué el que nos termine enamorando.
Para mí, Josué es el mejor líder de toda la Biblia. Él no temió ser llamado siervo de Moisés, cuando éste último era llamado siervo de Jehová. Este excelente caudillo aceptó de buen talante los consejos y las enseñanzas de Moisés, y se erigió como un verdadero hombre de Dios, que condujo a un grupo de tribus, clanes y familias a un territorio por conquistar, aún antes que desarrollaran un sentimiento real de nación. Sus proezas y valor rayan en la leyenda, porque cuentan de un guerrero que nunca temió a nada, cuyas súplicas fueron atendidas por Dios, aun cuando éstas desafiaran a las inconmovibles leyes de la naturaleza.
La fidelidad de este hombre no se limita sólo a Dios. Josué fue fiel a Moisés, a su familia, a sus amigos, a extraños (¿recuerdan a Rahab?), y a su pueblo. Impartió justicia cuando le tocó repartir el territorio conquistado, condujo con sabiduría y excelente don de mando a todo el pueblo. Nadie se rebeló contra él, nadie puso en duda su hegemonía.
Hacia el final del libro, el discurso de despedida de Josué, en el capítulo 24, cuenta de un anciano satisfecho con su vida acontecida y variopinta, habla de un hombre de una autoridad absoluta, ganada limpiamente a lo largo de muchos años, que goza de respeto y mucho amor, por parte de familiares, coterráneos y extranjeros.
De ese discurso rescato la famosa resolución: “Ustedes pueden hacer lo que mejor les parezca, pero yo y mi casa serviremos al Señor”. ¿Qué padre de hoy puede decir eso, con la absoluta certeza de que sus hijos no se rebelarán? Realmente Josué es, sin lugar a dudas, un líder de excepción, de esos que ya no hay, de esos que necesitamos por estas tierras con desesperación.
Josué, ¿dónde estás cuando más se te necesita?
5 respuestas a «Josué: El Presidente que todos anhelamos»
Wow, se muestra en este escrito, en particular, en la necesidad de que otros lean este libro tan cautivador. En mi opinión, fue uno de los mejores libros históricos de la biblia que he leído, en conjunto del libro de los Jueces. Y es que, desde el momento en que inicia las aventuras de Israel en Egipto hasta la tierra de Canaan, es un sin fin de adrenalina, momentos buenos y malos que, leyéndolo de forma literaria te hace querer saber más con la cronología de la historia de Israel.
Por otro lado, ese último comentario lo leí en tono de súplica, ¿y cómo no leerlo así desde los acontecimientos avasallantes del 2020 y los por menores de Venezuela? Pero a cobrar ánimo que Dios nunca ha perdido el control.
Me encantó Francis.
Definitivamente, el libro de Josue, nos dan una serie de parametros, que sin ser enseñanzas doctrinales, nos deja un ejemplo, representado en la figura del liderazgo de un verdadero y genuino lider, como Josue con autoridad y con la capacidad de influenciar a otros. y que hacen tanta falta en estos tiempo tan convulsivos y pèrdida de valores en la sociedad.
EXCELENTE escogencia a desarrollar, amada hna.
Dios te continue colmando de su sabiduría.Mis respeto y admiración.
NO es que opino esto porque Francis Helena sea mi hermana, sino porque me llena de gozo el conocimiento EXTRAORDINARIO que tiene de las escrituras, y porque me llena de asombro su capacidad de exponerlo de manera tan fresca, accesible para los que, como yo somos neofitos
Me gustó mucho Helena, y de verdad no le había prestado mucha atención a Josué, pero de la manera que lo describes, no quería que se terminará el relato jajaja.gracias muy bueno.
Me llama mucho la atención que Dios no escoge a los hijos de Moisés a Gerson y Eliezer a continuar con la tarea de su padre; el Señor llama al hijo de un servidor de él, al hijo de Num, Josué.
Esto nos puede poner a pensar el carácter de Num: fiel, humilde, esmerado y sobre todo el de excelente maestro para su hijo Josué, y a la vez éste fue creciendo bajo la autoridad de su padre y de Moisés, como una especie de discípulo.
Vemos que el Señor a la hora de emplear a alguien para alguna labor importante, no es por estatus social, ni tradición, ni influencias, ni herencia; es por su capacidad de aprender, servir, obedecer y ponerlo en práctica.
Esto me hace reflexionar cuando nuestro Señor Jesucristo les habla a sus discípulos con ejemplo, de la importancia de servir y de tener una actitud de servidor.
Muchos comentarios biblicos hablan de que Josué es una tipologia de Jesucristo porque fue un instrumento en manos de Dios para ejecutar su juicio a naciones paganas, como un adelanto en la historia del Juicio Final de Dios; y es una gran verdad, pero ninguno habla de su carácter de servicio a Moisés aprendido de su padre, el cual es un aspecto primordial que Jesús muestra en su carácter de Siervo.
Gracias Francis Helena por esta enseñanza de este libro tan interesante.