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Filosofía

El cara a cara con el otro

Si al recoger la cosecha dejan olvidado en el campo algún manojo, no regresen por él. Déjenlo allí para los pobres, los refugiados, los huérfanos y las viudas. Jamás olviden que también ustedes fueron esclavos en Egipto”. Deuteronomio 24:19

Leer filosofía es una de las actividades más difíciles y frustrantes en las que un incauto puede incurrir. Suele ser una lectura densa, pletórica de referencias de diversos campos del saber, y con un léxico que desafía al más versado. Es tanto así que los profesores de filosofía siempre recomiendan no adentrarse a ningún tipo de lectura sin antes haber leído un comentario al respecto. Me pasó con “Ser y Tiempo” de Heidegger, “Crítica de la Razón Pura” de Kant y con “Filosofía de la Liberación” de Dussel. Esos autores me han hecho dudar del nivel de mi lectura comprensiva.

La tarea de la que está basado este ensayo me ordena leer la introducción de “Totalidad e Infinito” de Emmanuel Levinas, escrita por un señor que a claras luces es un experto en el tema. “No está mal”, pensé. “Leo el comentario de alguien que seguro me explicará todo lo que necesite saber”. El hombre se paseó por una biografía intelectual del filósofo y pronto comenzó a desgranar los aportes del mismo, en materia de ética, existencialismo y alteridad.

Lo primero que pensé fue en lo bien que está diseñado el Diplomado de Filosofía. Ya hemos estudiado a Kant, a Heidegger, a Dussel y a Schütz, amigos y enemigos de Levinas, y entonces me encuentro en un terreno medianamente conocido. Mi intelecto está fortalecido y apertrechado. De Husserl y Hegel hemos visto muy poco, de pasada, pero suficiente para no despistar la lectura.

Hacia la página 19 de la introducción, a medio camino de la disertación acerca del “Cara a Cara” levinasino, me encuentro con este concepto:

El “Cara a Cara” es un método fenomenológico aplicado en la moral de la alteridad. La percepción del rostro del “Otro” como fenomenologización del NOÚMENO”.

¿Qué? ¿La aparición del NOUMENO en el rostro del Otro? Estaba tan perpleja que tomé el teléfono y le mandé un mensaje al Prof. Jairo:

Tengo una pregunta, ¿Es correcto decir que en Levinas la manifestación del «rostro del otro» trae la aparición del noúmeno? En otras palabras, entiendo que Levinas asegura que el noúmeno se manifiesta en el rostro. ¿Es esto correcto? A lo que el profesor respondió: Es correcto, ¡tremendo hallazgo, Francis!…

Yo no lo podía creer… ¿Cuántas veces discutí con el Prof. José Tadeo la no aparición de noúmeno? ¡Me resistía a ello!

Levinas encontró el noúmeno en el rostro del Otro, revestido de la generosidad y la apertura de un ser que, contrario a lo que asegura Heidegger, no está ensimismado, buscando vivir una vida auténtica para morir sin reservas. La ontología de Levinas entiende su responsabilidad, a través de un ser que es sensible, que ejerce su ética hacia el Otro, que no ya hacia sí mismo. Levinas es un genio que se atrevió a desafiar a gigantes de la talla de Kant y Heidegger, y salió completamente ileso, tal como en el relato bíblico de David y Goliat.

Al estudiar a Kant, el noúmeno se me antojaba enigmático, pero algo me decía que hablar de él y buscarlo desde la razón era una tarea infructuosa. En otro ensayo asomé la posibilidad que el noúmeno se alojara en el alma, pero el Prof. José Tadeo siempre fue tajante: EL NOÚMENO NO SE MANIFIESTA. Y me preguntaba yo: “30 años casada con alguien y ¿no puedo percibir algo de él? ¡Qué decepcionante!

Estudiando a Heidegger, el asunto del “ser para la muerte” me parecía conformista y fatalista. ¿Cómo es eso que voy a morir, y estoy aquí sólo para eso? Esa manera de pensar me producía desazón, no por temor a la muerte, sino por lo reduccionista que resulta esa postura de vida. Me recordaba a “El Extranjero”, de Albert Camus, que arropó su destino sin inmutarse jamás. Ese es uno de los peores libros que he leído, ¡y me encanta leer!

Levinas asegura que, lejos de ser “seres para la muerte”, en realidad somos “seres contra la muerte” o “seres para más allá de la muerte”, seres que están en un “aplazamiento permanente de su final”. ¡Claro, tiene sentido! La preservación de la vida en su máxima expresión. Pues, Levinas toma estas posturas racionales y tristes y las sensibiliza llenándolas de color.

La ontología de Levinas olvida al ser egoísta, centrado en sí mismo y coloca al ser en un terreno ético, donde el Otro es el centro catalizador. Pero no es cualquier Otro, no. Este Otro es el extranjero, el pobre, la viuda y el huérfano, que la ley hebrea protege con un sentido de responsabilidad obligante. Para que este encuentro pueda darse, el ser se reviste de una bondad y una generosidad que le permite ver al Otro en toda su dimensión.

El rostro es el lugar de encuentro, la sensibilidad es el camino que lo lleva hasta allá. Y es allí donde el noúmeno se manifiesta, muy a pesar de Kant, Heidegger y Morales. Vivir una vida más auténtica que esta es imposible.

¡Cómo me gusta leer y entender lo que leo!

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

2 respuestas a «El cara a cara con el otro»

Excelente para volver a leer.

… en realidad somos “seres contra la muerte” o “seres para más allá de la muerte”, seres que están en un “aplazamiento permanente de su final”.
Ser Médico y Comprender el Propósito de esta vida, me lleva a, … Al Señor Adorarás y a El sólo servirás.

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