Categorías
Personal

Mis navidades en familia

La navidad está construida sobre una paradoja hermosa e intencional: Que el nacimiento del que no tuvo casa para nacer sea celebrado en todas las casas”.

(G.K. Chesterton, el príncipe de la paradoja)

Mis primeras navidades fueron en Caracas. Corrían los años ’70, y Venezuela vivía una de las mejores épocas socioeconómicas de su historia. Las navidades en casa de mis padres eran todo un acontecimiento. Toda la familia se reunía en Caracas para celebrar con alegría. Se armaban unas comelonas proverbiales, donde el ritual de hacer las hallacas era más esperado que los mismos regalos de navidad. Recuerdo que colocaban una gran mesa con todos los ingredientes, y se armaban las hallacas en serie, de una manera tan perfecta que el mismo Henry Ford habría elogiado a mi familia con entusiasmo.

¡El 24 de diciembre era un día tan emocionante! Prendíamos luces de bengala y quemábamos todo a nuestro paso…Todos los niños hacíamos ronda alrededor del árbol, viendo los regalos, imaginándonos sus contenidos, nerviosos con anticipación. Hay tantas fotos de esos momentos… El arbolito en primer plano, los papeles de regalo regados por el piso, mi hermano con cara de sueño, uno que otro llorando porque le faltaban pilas para hacer funcionar su juguete, los adultos viendo todo el zaperoco de muchachos, satisfechos de haber dado en el clavo con los regalos… ¡Esos fueron tiempos irrepetibles!

Todos amanecíamos el 25, durmiendo donde nos agarrara la noche. Mamá despertaba bien temprano y preparaba el desayuno, y otra vez se armaba la comelona… Ese día mis primos, mi hermano y yo pasábamos el rato jugando, admirando nuestros regalos, peleando porque el juguete del otro era más apetecible, o porque todavía no habían comprado las benditas pilas, porque ¿dónde se iban a comprar si todo estaba cerrado? Eran los mejores días, los de navidad, y la familia los aprovechaba al máximo.

Luego, nos mudamos a Valencia, donde nuestra situación económica ya no era tan buena, pero donde igual disfrutábamos un montón… Algunos años celebrábamos la navidad en Margarita, otros años lo hacíamos en casa. Mis hermanas venían y entonces era aún mejor, era el tiempo de compartir y ponerse al día con los últimos acontecimientos familiares. Siempre había un plan, un compartir en torno a la comida, una discusión acalorada que entretenía a todos, menos a los involucrados, por supuesto. No importaba la edad que se tuviera, la navidad era única, esperada y celebrada con entusiasmo. Creo que para mis hijos la navidad fue igual de maravillosa. Nunca tuvimos para grandes y costosos regalos, y jamás los acostumbramos a estrenar ropa para las fiestas, aun así, la reunión de los primos era súper divertida para ellos.

Pero hay navidades especiales que se recuerdan porque se salen de lo común… Como aquella navidad de 1996, la primera que pasamos sin papá, después de su muerte… Fuimos todos a Machurucuto, en la costa mirandina, y tuvimos nuestra celebración alegre, aunque llena de nostalgia. Y por supuesto, lloramos mucho, pero también reímos, porque así se recuerda a quien se quiere bien.

Recuerdo con especial cariño aquella navidad del paro petrolero. Ese año, 2002, pasamos la crisis todos metidos en casa de mamá, como en un campamento familiar, comiendo rico, y tomando Kool Aid, porque no había refrescos que comprar a causa del paro. Lo más lindo fue todo lo que compartimos con nuestros niños, porque no había trabajo. Una tarde salimos todos en bicicleta, y fue inolvidable. Los niños felices de poder disfrutar de las abuelas, de los tíos y de los padres, todos juntos en un mismo lugar.

Hubo otra navidad que compramos los regalos en esas tiendas de “Todo A Mil”, que se hicieron tan populares, realmente no recuerdo el porqué de esa decisión. La cosa fue tan loca que hasta envolvimos todo en papel periódico. Reímos mucho aquella vez. Fueron tantos los chécheres inútiles que recibimos que no nos quedó más que carcajearnos, felices de saber que, en realidad, esos regalos no eran lo verdaderamente importante.

Porque nuestras navidades no solo son regalos y festejos… también hay espacio para la reflexión bíblica. Mamá dirige un devocional especial donde, con su Biblia abierta de par en par, habla del niño Rey que nació para darnos vida y esperanza. Y entonces, habla de esa primera navidad… Aquella donde una jovencita dio a luz en un establo lleno de animales, donde unos pastores se postraron ante el niño y le adoraron, donde los ángeles cantaron, y unos reyes de Oriente viajaron tras una estrella para encontrarse con el Rey del universo, envuelto en pañales y acostado en un pesebre. “Esa es la verdadera navidad”, dice mamá. Y tiene toda la razón. Esa es la navidad que nos debe reunir, es la navidad que le da sentido a todo. Porque es que, si no se celebra a Jesús, todo lo demás es inútil, superfluo, vano. Es vanidad, no navidad.

Este año, la navidad se pinta rara, como todo el 2020. Son tantas las personas que han sucumbido a esta enfermedad, tantos que han enfermado y han quedado afectados, tantas empresas cerradas, tanta gente que pasa hambre, tantos niños sin escolaridad formal porque no tienen con qué estudiar. El mundo está herido y Venezuela moribunda. ¿Podemos celebrar la navidad venezolana, aquella de la estamos tan acostumbrados? Una amiga me dijo que lo importante no era comer desaforadamente, ni recibir regalos costosos. Ella me recordó que la navidad es familia, la nuestra, la que siempre está allí, en las buenas y en las malas.

Yo sé que ella tiene razón… Pero, tampoco puedo olvidar que la navidad tiene que ver con un Dios que nos ama, y que envió a Su Hijo para que a través de Él nosotros pudiéramos vivir, eternamente en Su presencia. Esa, esa sí es La Navidad. ¡Qué no se nos olvide!

¿Cómo han sido las navidades de tu vida?

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

3 respuestas a «Mis navidades en familia»

La época más hermosa del año para mí es la navidad.
Esperar ese tiempo donde llegaban todos los hermanos a casa, regresaban de Valencia y Caracas, somos del sur de Monagas y reunirnos y reír era lo mejor, hoy en día sigue lo mismo soy que ahora tiene el mejor ingrediente «Jesucristo»

Mis mejores regalos de navidad eran esas golosinas que mi padre colocaba debajo de mi cama con el cuento de nunca acabar de que el niño Jesús estaba pegao. Crecí en un hogar de bajos recursos económicos y con la practica errónea de un niño Jesús que traía maravillosos regalos materiales. Hoy por hoy le doy gracias a Dios por haberme acogido como hijo suyo por medio de la sangre de Cristo. Ahora sí sé cual es ese regalo maravilloso, que no tiene que ver con lo material, que ese niño nos trajo el día que nació en aquel pesebre hace ya más de 2000 años; » La Salvación » Gloria a Dios en las alturas…

Gracias por el contenido ,me llena de nostalgia pero a la vez, la certeza de que Dios es nuestro refugio y asi esta bien. Tiempos buenos y no tan buenos . Me siento afortunada mis navidades hasta que que murio mi padre fueron demasiado acontecidas, alegres se volvia loco en esta época y amaba. Después agradezco a Dios por todo siempre

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *