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Elías, entre el murmullo y el torbellino

Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso”. 1 Reyes 19:14

Hay vidas que son increíbles. La mayoría de los héroes nos sorprenden con decisiones, vivencias, y eventos de vida que pasan a la posteridad precisamente por eso, porque son excepcionales, extraordinarios, y completamente fuera de lote. Se me ocurren muchos nombres… Frida Kahlo, Marie Curie, Mahatma Gandhi, Simón Bolívar, Ángela Merkel, Madre Teresa, Steve Jobs, Ludwig van Beethoven, y tantos otros que han marcado nuestras vidas con sus vidas, que han hecho aportes en tantos campos. Como puedes ver, esa lista no obedece a orden alguno, sin embargo, cada uno de ellos, y los que no se han mencionado por falta de espacio, son héroes y heroínas con derecho propio, todas personas completamente especiales.

Haciendo mi lectura bíblica habitual, me tropecé con un personaje que guarda mucha similitud con cualquier héroe de esos que anduvieron o andan por allí, haciendo de las suyas, marcando pautas inusuales. Es un personaje que no tiene un libro con su nombre, que no comparte su predicación poderosa, que no tiene gracia, ni dinero, pero sí que goza de mucha fama y respeto. Allí, metido entre las páginas del libro de Reyes (visto como una unidad) se encuentra un profeta de Dios, único e inusual. Ya sabes quién es, ¿verdad? Es Elías.

Elías es un profeta que sirvió a Acab, rey de Israel, en un tiempo donde ya el reino unificado magistralmente por David y mantenido en todo su esplendor por Salomón, no existía como tal. Este rey Acab hizo muchas cosas que ofendieron a Dios, pero lo peor es que este señor se casó con una princesa de Sidón llamada Jezabel (¿la recuerdas? Ella es muy famosa por su maldad). Elías fue el profeta de este infame rey, y luchó a brazo partido para contrarrestar toda la maldad originada a partir de este fatal matrimonio de Acab y Jezabel.

La historia de Elías hace una incisión en el texto que rompe abruptamente con el correr de la trama. Lo primero que se lee de él es que visita al rey Acab y le dice que no habrá una gota de lluvia por algunos años, al menos no hasta que él, Elías, ordene lo contrario. Acto seguido, Dios le ordena esconderse en el arroyo de Querit, donde unos cuervos lo alimentan… Si no tienes un contexto claro de lo que lees, no entenderás nada. ¿De dónde sale este Elías, así de repente?

Los profetas son hombres que fungen como mensajeros de Dios, primeramente, a los reyes, y luego al pueblo. Estos siervos forman parte de la corte real, son funcionarios importantes dentro del organigrama de liderazgo del pueblo de Dios. Muchos de ellos eran estadistas y nobles, otros eran profetas de oficio, y otros tantos eran hombres comunes y corrientes que cumplían con otros oficios. Isaías y Natán fueron sumamente respetados, otros tantos no corrieron con la misma suerte.

Elías es el profeta más prominente de todos. Su vida es completamente extraordinaria, y su relación con Dios es muy íntima, llena de eventos que dan cuenta de una fe inquebrantable, y de un Señor que tiene un gusto elevado por lo sobrenatural. De los personajes bíblicos, Elías es quizás el que cuenta con menos recursos, realmente es más pobre que una rata. Sí, la Biblia habla de las riquezas inconmensurables de Salomón, y también de la pobreza extrema de Elías. Pero, muy a pesar de sus limitaciones económicas, a Elías nunca le faltó absolutamente nada (quizás un poquito de valentía… Ya verás por qué).

Este profeta fue alimentado por cuervos, también fue alimentado por una viuda en Sarepta (¡mira que venir éste a quitarle el último bocado a esta pobre mujer y a su hijo!), rogó a Dios que le devolviera la vida a ese mismo muchacho (hijo de la viuda), se enfrentó a los profetas de Baal en una espectacular muestra de poder y gran teatralidad, y fue llevado a la presencia del Señor en un carro de fuego sin ver la muerte, porque sí, porque Dios así lo quiso. Esto es un pequeño resumen de lo que sucede en 1 Reyes 17 a 2 Reyes 2. Sin embargo, hay algunas cosas que me gustaría revisar en la vida de este hombre de Dios.

Lo primero que salta a mi vista es la relación tan increíble que tienen Dios y Elías. El profeta es sumamente obediente al Señor, todo lo que a Dios se le ocurre hacer, por su absoluta soberanía, son ordenes acatadas ciegamente por Elías. Pero, ¡la cosa funciona a la inversa también! Dios no duda en escuchar a Elías y hacer todo lo que éste le pide… Cuando el hijo de la viuda muere, Elías clama al Señor y Dios le responde regresando la vida al muchacho. En el Monte Carmelo, Elías monta un espectáculo grandilocuente para demostrar palpablemente el poder único y absoluto de Dios, y el Señor le sigue el juego a Elías… Ambos dejaron a los profetas de Baal en ridículo… ¡Me imagino a este par riendo a carcajadas en el cielo cuando recuerdan tan vergonzoso incidente en contra de la malvada Jezabel!

Pero, Elías tiene sus limitaciones también… Después que obtiene una victoria tan aplastante en el Monte Carmelo, el profeta huye, temeroso de la reacción enfurecida de Jezabel… Elías se esconde miedoso, debajo de la cama, como quien dice, completamente achicopalado por el poder y la impronta de la princesa… ¿Cómo es esto posible?

Personalmente creo que Dios llama a hombres y mujeres comunes y corrientes para hacer cosas sobrenaturales y extraordinarias a través de ellos, pero esos siervos no dejan de ser humanos, de sufrir sus limitaciones, de estar afectados por defectos. Es precisamente allí, en medio de los defectos humanos, que Dios se crece, y que el siervo aprende a confiar. El Señor no llama a personas perfectas, corajudas, maravillosas. Dios lo único que necesita es gente obediente y fiel que esté dispuesto a echarle pierna a lo que sea por Él. Eso es todo. Y Elías, en medio de su sorprendente cobardía, estuvo dispuesto a servir a Dios, muy a pesar de su miedo a Jezabel, que sí es verdad que era una mujer de armas tomar, muy poderosa y seductora.

Hay un incidente sumamente hermoso donde Dios anuncia a Elías que se va a encontrar con él. Usando varios elementos poderosos de la naturaleza, Dios parece jugar un poco con su profeta. Primero, llega un viento recio, pero Dios no está allí. Después hubo un terremoto, pero tampoco Dios apareció allí. Luego, vino fuego, pero no, Dios no estaba allí. Finalmente, llegó un suave murmullo, y Dios preguntó, muy quedo: ¿Qué haces aquí, Elías? Fue entonces cuando el Señor salió al encuentro, a través de un dulce murmullo… Este episodio me dejó completamente extasiada. (¡Dios, yo quiero una relación así contigo!) Y entonces, por supuesto, Elías declaró: “Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso”. ¡Es una relación tan hermosa ésta, entre Elías y Dios! Es una relación tan especial que Dios no permitió que Su siervo pasara por la muerte. ¡Se lo llevó en un carro de fuego, en medio de un torbellino!

Siento a veces que Dios le gusta jugar con su creación, le gusta divertirse con sus favoritos, se complace con aquellos que ama. Yo te lo advertí, la vida de Elías no es normal. Su influencia y buen nombre traspasan su vida y su época. Siglos después aparece junto a Jesús y Moisés, en un acto sobrenatural y significativo, para dejar sin habla a los presentes, y para dar prueba fehaciente de que la Palabra de Dios tiene representantes ilustres, que son tan eternos como ella misma.

Señor, ¿me hablas tú con murmullos? ¿Te aparecerás a mí en un torbellino?

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

3 respuestas a «Elías, entre el murmullo y el torbellino»

Francis! profesora y amiga, me encanta leerte por este blog y que tengas un lugar propio donde expresar tus conocimientos y experiencias, sigue adelante! aún tienes mucho que enseñar.
Y al leer esto, digo como tu: Señor yo quiero una relación así contigo.

Me encanta Helena, muy linda manera de expresar esa relación tan especial entre Elías y Dios,.sigue pidiendo una relación así amiga, lo único que tienes que hacer es, obedecer, más nada y es tan difícil ser obediente en este tiempo tan peligroso y extraño. Lo importante es tener la convicción de que por la obediencia podemos llegar a tener una relación especial con nuestro creador. Te felicito estoy muy complacida con tus escritos. Gracias

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