Categorías
Personal

¿Año nuevo?

«¿Sabes que siempre le tengo miedo a todo el año? Pues esta vez solo voy a temer un día a la vez». Charlie Brown.

Charlie Brown es uno de los personajes más encantadores y humanos del mundo cartoon. Él, junto a Mafalda, es esta suerte de niño inusual, existencialista y profundo. Creado por el genio visual de Charles Schulz, Charlie Brown encarna el pesimismo y eterno sufrimiento del perdedor, el que se enamora solo y nunca es correspondido, el que es ignorado hasta por Snoopy, su recursiva mascota, el que jamás se destacará, aquel que más refleja la dura realidad de la vida. El miedo, la indecisión y la inseguridad son sus banderas más distintivas. ¡Claro que le tiene miedo al año nuevo! Su propósito lo muestra de lo más precavido y corajudo, todo a la vez.

El año nuevo es siempre un fastidio. El primero de enero se ha convertido en el Día Internacional de “estar echao”: Pijamas eternas, control en mano, mirada perdida, malas películas que no exigen más que un mínimo de atención, comida recalentada y cama hacinada con un revoltillo de piernas y brazos encalambrados. Luego, se suceden una serie de días flojos, lentos, indecisos, de no producir y de solo gastar, de un letargo paralizante, de un tiempo intermedio que se niega a avanzar. Ya lo dije, el año nuevo siempre es un fastidio.

Unas dos semanas después nos atrapa la dura realidad: Kilos de más, despensas vacías, regreso a clases y al trabajo, deudas absurdas y propósitos de año nuevo que ya se perfilan imposibles de cumplir. Es el final de un ciclo que comienza eufórico con la llegada temprana de la navidad y termina exhausto en enero, con un nuevo año. Los venezolanos vivimos todo esto al máximo, con fidelidad religiosa, con emoción y entrega. No creo conocer a ningún otro pueblo que experimente la navidad y el inicio de año con tanta intensidad como nosotros.

Pero, muy a pesar de lo descrito arriba, difiero de Charlie Brown. No, no le tengo miedo al año. Para mí enero y el resto del año suponen nuevos comienzos, energía renovada, ganas incontenibles de trabajar, producir y dejar atrás tanto sin sentido navideño. Atrás quedan las hallacas viejas, congeladas, recalentadas una y otra vez, atrás queda la gastadera y la presión familiar. Sólo tenemos por delante un horizonte nuevo, atractivo, una oportunidad renovada de comerse al mundo. ¡Cómo me gusta el inicio del año, justo después del letargo!

El 2023 me encontró con trabajo, totalmente reinventada. Resulta que después de más de 30 años de experiencia profesional, ahora soy traductora, ¿qué tal? También me enfrento al reto de asistir a una nueva iglesia, un poco lejos de casa, con pastores amigos, muy queridos. Esto supone el inicio de una relación eclesial que rendirá frutos unos meses después, cuando sea aceptada como miembro. El 2023 traerá comienzos y cambios significativos en mi trabajo con los traductores pemones en Sociedades Bíblicas. Vamos a ver cómo se desarrollará todo. Este año quiero viajar a visitar a mis hijos al Cono Sur. Para cuando finalmente los encuentre habrá pasado más de un año sin verlos. Todo esto es nuevo y muy emocionante para mí.

Los nuevos comienzos siempre están marcados por un evento, una ceremonia, una marca indeleble en la memoria personal. Es así como los años hacen paradas significativas: En 1992 me gradué de la universidad, en 1993 me casé, en el 2001 nos mudamos a una casa propia, en el 2018 comencé a trabajar como consultora, en el 2022 me convertí en una exitosa traductora, y así sucesivamente. Los años llegan, transcurren y se van, pero siempre tienen su manera particular de dejarse sentir, de dejar huella. El 2023 no será diferente.

Pero, ahora que lo pienso bien, los responsables de hacer de un año algo memorable somos nosotros mismos. Más allá de los propósitos típicos de estas épocas, cada quien debe forjar aquello que desea que se haga realidad este año. Se me antoja hacer un inventario de pendientes, proyectos y anhelos que bien pudieran llevarse a cabo exitosamente este 2023. Lo haré personal, pero también colectivo. Me parece a mí que Venezuela tiene muchos pendientes por resolver, más de los que quiere reconocer.

En el 2023 Venezuela debería reanudar su camino hacia un muy necesario cambio de gobierno. En estos días comentaba lo confundida que este país me tiene: Si quieres viajar no consigues pasajes de ningún tipo, si quieres pasear los planes turísticos ya están copados. Los mercados están abarrotados de gente, otros esperando en cola para entrar, la variedad de productos es impresionante y completamente innecesaria. (¿Cuántas Nutellas puedo consumir en un mes?)

Los venezolanos estamos en medio de un frenesí que nos mantiene aletargados, tan aletargados que somos incapaces de reaccionar ante tanta inconsistencia y contradicción. Y me pregunto, ¿qué vamos a hacer para cambiar las cosas? La economía es un parapeto, una moneda extranjera corre rampante a lo largo y ancho del territorio y no hacemos nada. Estamos pendientes de la fiesta, el café de la tarde con amigos, los zapatos que queremos comprar, mientras muchos de nuestros familiares fuera del país se parten el lomo por nosotros.

Esta situación provocó el éxodo más grande en la historia de este país y tal parece que no nos importa. Aquí lo importante es sobrevivir y reírnos de todo, sacar un chiste, hacer de la resiliencia algo verdaderamente contraproducente. ¿Acaso murieron tantos jóvenes por nada? ¿Qué vamos a hacer? A veces creo que tenemos la Venezuela que merecemos. Ya lo dije, este país me tiene muy confundida.

Ahora, en el plano personal, es mucho lo que he cavilado al respecto. He observado con preocupación cómo la pandemia me habituó al trabajo remoto. Siento una pereza espantosa de salir a trabajar fuera de casa. En el 2022 me dediqué a acondicionar nuestro hogar, hacerlo más funcional, cómodo y acogedor, y créeme, está quedando muy bien. Pero entonces, salir de casa se ha hecho una labor titánica. Tengo un amigo que me ha hecho infinidad de propuestas laborales y sólo pensar en salir cada mañana a una oficina me produce un fastidio agotador. Y sí, esto se lo endilgo a la pandemia.

Aunado al apego a los espacios familiares, está también la obsesión con el internet y todos los servicios de streaming, como Netflix, que me mantienen atada a infinidad de series y aletargan mi intelecto. Este año necesito reanudar mis lecturas, mis caminatas matutinas, el trabajo fuera de casa, la ocupación de valor. No hay reunión entre amigos en la que no se hable de la última serie, la película o el documental que mantiene en vilo a todos por igual. ¡Yo llegué al extremo de decirle a un amigo, entre risas, que si él no tenía Netflix pues realmente yo no tenía nada que conversar con él! Imagínate…

Y sí, necesito adelgazar como todos, necesito crear un plan de ahorro después de tanto gasto sin producir nada, también necesito un trabajo estable. Pero más allá de esos propósitos tan manidos, necesito, por encima de todo, mantener una relación fresca con mi Señor, necesito mantener mis prioridades a punto, en un orden sensato. Creo que la frivolidad me arropa, nos arropa, en medio de grandes necesidades materiales, emocionales y espirituales que nos aquejan a todos.

Este 2023 espera por nosotros, para que le demos sentido, para hacerlo memorable y catalizador. Después de todo, la pandemia ya ha venido desapareciendo poco a poco. Ahora no tenemos excusas para hacer lo que tenemos que hacer. Ya lo dijo Charlie Brown, si le tenemos miedo al año, es preferible vivirlo un día a la vez.

¡Feliz año nuevo 2023! Hagamos de este un año memorable.

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

3 respuestas a «¿Año nuevo?»

Interesante todo lo que escribes y la expectativa que tienes para este 2023. Yo para este año empecé con una óptica más «resignada» de las cosas. El Señor nos guíe en este nuevo año hacia el cumplimiento de su voluntad. Un abrazo, me encantó leerte.

Me fascinó ésta lectura, con un contenido atado a la realidad que vivimos. Seguir adelante es lo que queda, siempre atados a la mano de Dios, el único que controla nuestros pensamientos, deseos impulsos y todo aquello que queremos hacer, y en todo esto reconozco que es su voluntad la que predomina sobre nuestros deseos y es El quien los hace cumplir muy a pesar de lo que queremos, porque lo que queremos está gobernado por sus propósitos y voluntad, lo que nos aupa a aceptar sus decisiones que siempre nos conducen a bien. Dios te bendiga amada y el Señor tenga en su deseo y voluntad, hacer realidad tus sueños.

Que maravillosa y refrescante lectura, llena de realidades que a todos nos embarga en el comienzo de un nuevo año.
Gustoso de retomar la lectura de tus escritos mi querida teacher and friend, Dios te bendiga…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *