Entre gustos y colores

“Son las cosas que te gustan las que te hacen ser lo que eres”. Anónimo

Hay una canción venezolana, del cantante Luis Silva, que describe muy bien todo aquello que le gusta… Una mujer bien bonita, jugar y ganar el 5 y 6, y disfrutar de la dulzura de unos amores robados. Aunque no comparto mucho de sus gustos, en la última estrofa, él parece describir lo que, a mí y a un montón de gente le gusta… A quien no le va gustar pasear en carro prestao, dormir en chinchorro ajeno con aire acondicionao, y que cuando se levante ya le tengan preparao, unas caraotas refritas con un quesito rayao.… ¡Aquí, Luis Silva me leyó la mente!

El gusto personal está tan ligado al placer… Hay cosas que nos mueven, que apelan maravillosamente a nuestros sentidos, cosas que definitivamente nos hacen felices. Son esos gustos los que nos endulzan el día a día, los que nos reconcilian con la vida, sobre todo cuando ésta nos es adversa. Los gustos personales muchas veces nos definen, moldean nuestro mundo, y sacan lo mejor de nosotros. Por otro lado, hay cosas que nos sacan de centro, que nos disgustan, y que hasta detestamos. Realmente, no sé cómo es que funciona esto de los gustos y los disgustos… Tampoco quiero entrar en ello. Si bien hace tiempo que comparto mis cosas y mi vida contigo, quiero aquí hacer una recopilación de aquello que me agrada y me produce placer, y aquello que detesto y que evito a toda costa, por mi salud mental. Aquí voy….

Ahhhh, a mí me gusta, que digo me gusta… ¡me encanta el chocolate! Es algo que no puedo describir. Cuando era muy pequeña tal parece que yo era de muy mal comer. Mamá se quejaba con el pediatra, y éste le preguntó: ¿Qué le gusta comer a la niña? Y mamá respondió: El chocolate. A lo que el doctor replicó: Entonces, dele de comer chocolates, con algo debe alimentarse. Y es allí donde comienza uno de los placeres culposos más grandes de mi vida. Es que, el sólo hecho de saber que tengo un Cri Cri en la nevera, ya me hace feliz. Por cierto, mis hábitos alimenticios ya mejoraron… Me encanta el pabellón, una buena hamburguesa gourmet, y el hígado encebollado… ¡Una delicia total!

A mí me gusta mucho tomar té… Pero no es el té en sí, es tomar té con buena compañía, eso me encanta. Las mejores y más relajantes conversaciones se hacen frente a una bebida caliente, porque reconforta nuestro corazón. Realmente, es que no hay nada que me guste más que una buena conversación. Es tanto así que he desarrollado el fino arte de hacer que quien no converse, lo haga conmigo … Aunque sea un poco. Mamá y yo conversamos mucho, de todo y de nada, de lo que sea. Mi hermana Rosa (quien hoy está de cumpleaños) es una gran conversadora… Tengo amigos con los que también tengo buenas pláticas, siempre con el té de por medio. Mi sobrino Sebastián se aplica muy bien a la conversa, y mi esposo también, cuando está relajado y el tema lo mueve. Una buena conversación que te lleva de lo santo a lo profano, es sumamente estimulante.

A mí me gusta el inglés… Me encanta hablarlo, me gusta ver películas y no tener que leer los subtítulos. Me gusta leer en ese idioma, rodear mi vida de su hermoso sonido. Me encanta la posibilidad de comunicarme en inglés con mis hijos, me parece subversivo y secreto. ¡Cómo le sacamos partido al inglés en casa, cuando no queríamos que nadie más entendiera nuestras pláticas! Eso volvía loco a mi esposo… era comiquísimo ver cómo trataba de adivinar lo que decíamos. Se acostumbró tanto a nuestro inglés que muchas veces lograba descifrar nuestras conversaciones. ¡Es que el pobre tenía que correr o encaramarse!

A mí me seducen las buenas historias, por eso es que la novela es mi género literario favorito. Me encanta leer un buen libro, meterme en la trama, y que domine mis pensamientos… La Biblia es una lectura que me apasiona porque siempre tiene historias muy humanas. Por eso es que también me gusta ver películas, series y telenovelas. Me gustan las historias humanas, aunque se presenten en forma caricaturesca y ridícula, como es el caso de muchas telenovelas.

Me gustan las faldas y los vestidos, casi no tengo pantalones. Me gusta mucho más el calor que el frío. Me gustan mucho los zapatos bajitos, tipo bailarina. Me gusta caminar todas las mañanas, me energiza totalmente. Me gusta todo lo que como con pimentón, ¡es tan delicioso! Me gustan mucho los libros, más que las tabletas de lectura. Me encantan los domingos, relajados… Y ahora me gusta mucho escribir y expresar mis pensamientos de manera fluida.

Ahora, hay muchas cosas que no me gustan… No soporto las burlas, porque es que las bromas no deben tomarse de manera personal, y eso es exactamente como reacciono al humor. Por eso no me gustan los programas como Cámara Escondida. Siempre que lo veo me provoca golpear el televisor de la impotencia. ¡Esas bromas son taaaan pesadas! No encuentro gracioso las risas a costa de nadie. ¿Te parezco odiosa? Sí, probablemente lo soy.

Tampoco me gustan las redes sociales, y me parece muy bien que ahora sus usuarios estén preocupados por su privacidad… a ver si ahora aprenden a no decirlo ni mostrarlo todo. Aprecio mi vida privada, y el afán de publicitar los aconteceres propios y ajenos pues me parece una locura, y una falsedad total. ¿Por qué voy a estar contenta con tener millones de seguidores, si ni siquiera los conozco?

No soporto el desorden, me saca totalmente de quicio. Yo necesito mis espacios organizados… mi casa, mi cartera, mi teléfono, mi agenda, mis bolsillos, mis pensamientos… Todo tiene que estar en orden para yo poder funcionar. El desorden me pone nerviosa, totalmente neurótica. En mi casa todo tiene su lugar, y muy pocas cosas se extravían. Mis hijos les gustaba desordenar la sala sólo para verme toda refunfuñada, poniendo todo en orden de nuevo.

No me gustan las pizzas, no es más que pan con queso y salsa. No me gustan los zapatos de tacón, me parecen tan incómodos y peligrosos. No me gusta maquillarme, me da muuucha flojera. Odio los ratones porque son asquerosos, por eso es que amo los gatos. No me gusta el alemán, es que suena muy feo. Y detesto el divorcio, ¿es que acaso no hay maneras de reconstruir las relaciones humanas?

¿Y qué te puedo decir de los gustos y los disgustos de Dios? A Dios le encanta la humanidad, la ama con locura. Todo lo que Dios ha hecho, que está registrado en Su Palabra, lo ha hecho porque ama al hombre. Él hace Su rostro resplandecer sobre quien le agrada, sobre quien le sirve con obediencia. A Dios le seduce un corazón sensible a Su voluntad y Su Palabra. Y, como a mí, a Dios le encanta el orden y la belleza. Él estaba encantado con cada cosa que creó en el mundo, y se regodeó con placer de cada detalle.

Pero… A Dios no le gusta la desobediencia, la rebeldía y la soberbia, y detesta el pecado. A Dios lo saca de centro que la gente que dice amarlo y seguirlo no se comporte con santidad, o sea, que no sean santos. Pero tampoco le agrada el fanatismo ciego. A Dios lo mueve una adoración genuina, y los sacrificios interesados o inútiles no son nada buenos para Él. Dios detesta la injusticia humana y que, además, trastoquen el orden y el equilibrio que Él ha diseñado para bien de Su creación.

Ya lo dice la bendición sacerdotal… Qué el Señor te bendiga y te guarde, qué Dios haga resplandecer Su rostro sobre ti, y te dé paz. A Dios le resplandece el rostro cuando le agradamos… Y eso, a mí me gusta mucho, es más, ¡me encanta!

Y a ti, ¿qué te gusta?