La humanidad siempre ha presentado las mismas inquietudes a lo largo de los tiempos. No importando la raza, las circunstancias o el espacio de tiempo en el que se viva, el hombre siempre se hará las mismas preguntas… ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy aquí? Es por eso que todas las civilizaciones y culturas expresan de una u otra manera estas interrogantes y sus conclusiones a través de la literatura y el arte. El Popol Vuh es fiel exponente americano de estos esfuerzos por explicar el origen de las cosas… En ese cuento, la creación del hombre de maíz logró complacer a los dioses, dando por sentado lo verdaderamente importante para esas civilizaciones: El maíz, y el alimento, como principal artífice de todo lo que somos.
El libro de Génesis habla de los orígenes de todo: Del universo, de la humanidad, del pecado, de las relaciones humanas, del arcoíris (y de la homosexualidad), de los idiomas… y de muchas cosas más. Pero, a diferencia de los relatos de origen y creación que pueblan la literatura universal, Génesis hace el recuento desde el punto de vista de Dios. Todo gira alrededor de las motivaciones del Dios Trino, cómo Él se relaciona con la humanidad, y qué espera de ella.
Pero es quizás el origen del pueblo de Dios el que ocupe más espacio en el libro. En el capítulo 12, el Señor habla con Abram y le pide dejar su familia y su país para seguir a un Dios que él no conocía… Increíble, ¿verdad? Abram venía de Ur, de una tierra lejana, con dioses diferentes, menos exigentes. Aún, a pesar de no conocerse y no tener ningún tipo de relación previa, este hombre deja todo, y con su familia y siervos emprende un viaje hacia una tierra desconocida, de la mano de un Dios que le promete cosas maravillosas: Descendencia numerosa e ilustre, y bendiciones sin par. Comienza así una serie de aventuras de fe, y otras no tan santas, que cuentan el caminar de la familia de Abram con el único Dios vivo y verdadero… Un Dios que escogió a este hombre para, a través de él, iniciar un pueblo del cual vendría Jesús, por Quien todas las naciones de la tierra serían benditas.
En Génesis, las aventuras de fe son grandes y aleccionadoras… Pero son sus aventuras no tan santas las que asombran y entretienen al lector, en un relato divino, pero muy, muy humano. Este libro de los orígenes está lleno de historias de gente como tú y como yo, fallida, que se equivoca a cada rato, que parece no entender a ese Dios que no los deja ni a sol ni a sombra. Y entonces, es así que Génesis es también, y por encima de todo el relato del origen de la relación entre Dios y la humanidad, que desde el principio mismo estuvo lleno de sinsabores y desencuentros, aciertos y victorias, alegrías, tristezas y decepciones, en una apasionante novela que parece no encontrar aún su final feliz. Eso, desde mi visión personal, es lo más vital e interesante del libro.
¡Qué gente ésta, la de Génesis! Abraham, después que conoce a Dios, que le cree de manera absoluta (marcando así el estándar de fe de todos los creyentes a partir de él), miente descaradamente y sin remordimientos, no una, sino dos veces, recibiendo un regaño bien merecido de parte del Faraón. También este patriarca despide sin miramientos a Agar, la madre de Ismael, cuando ésta se hizo incómoda para Sara… Años después, Isaac, el hijo de la promesa, se deja engañar por Jacob, su hijo menor, para recibir la bendición que le pertenecía a su hermano Esaú. Luego, este chico, Jacob, se embarca en una serie de trampas con su suegro Labán, en una especie de concurso a ver quién era más astuto, y quién embromaba más al otro. Si crees que tu familia es disfuncional, ¡no estás ni cerca! Métele el ojo a esta gente en Génesis, y verás que tu familia es una absoluta maravilla.
¿Y qué me dices de las mujeres? En una época donde ellas no valían nada, Sara, Rebeca, Raquel y Lea (y Agar, la mujer de Lot, y sus hijas, y la mujer de Potifar) se presentan como valientes mujeres que no le temen a nada y que se erigen victoriosas por encima de cualquier convención social que las mantuviera aparentemente sometidas a un mundo de hombres. Es que estas mujeres eran de armas tomar… Muy corajudas y dueñas de sí mismas, nada pusilánimes, dependientes o débiles. Lea, Raquel y sus esclavas (Zilpa y Bilha) tuvieron a esos 12 muchachos, de cuyas simientes se formaría el pueblo de Dios. Ese pueblo no habría llegado a ser sin la intervención de esas 4 chicas… A veces me río de la supuesta debilidad femenina… ¡Mira tú, que Simone de Beauvoir nunca ha dejado de tener razón!
Pero, no me anima hablar mal de nadie, ¡y mucho menos de los Patriarcas! Génesis es así, salvaje, crudo, difícil… Por algo es el relato de los orígenes de todo. ¿Qué inicio no es difícil y escabroso? Siendo éste el relato del origen de la humanidad, no es de extrañarse que Dios fuese paciente con el hombre, para esperar que todos entendiéramos el valor de la vida, el respeto a lo ajeno, el apego a la verdad y el desarrollo de valores que nos ayudaran a vivir en sociedad, en paz con Dios y el prójimo. Todas estas virtudes, su aparición y uso comunitario, costaron, literalmente, ¡Dios y Su ayuda!
Leer a Génesis siempre me hace entender el porqué de las cosas, me ayuda a comprender al ser humano en todas sus dimensiones, con sus pasiones, sus aciertos y sus fallas. Porque es que vivir en este mundo de pecado no es nada fácil… Después que el Edén es cerrado y el hombre es echado de él, a su suerte, todo se vuelve un caos, de nuevo. Pero, lo más hermoso es que Dios no abandonó al hombre. Por el contrario, se quedó allí, a su lado, para asistirlo, para guiarlo, para salvarlo, para atraerlo otra vez a Sí Mismo. Porque, si algo nos enseña Génesis es que, lo verdaderamente importante, desde el principio, es esa relación con Dios, que se pensó, desde sus orígenes, para que fuera diáfana y feliz.
Ése es el origen y la razón de todo.
3 respuestas a «Génesis: El origen y la razón de todo»
Hola amada, muy buena tu apreciación de génesis aunque me deja un ligero sabor a leyenda, novela o relato y definitivamente para mi son hechos que quedaron plasmados en medio de la riqueza literaria para los que son buzos, puedan hacer inmersiones sobre cada acontecimiento atestiguado, sino cual sería su propósito, digo yo, hace poco un profesor ateo se mofaba de la relación incestuosa entre padre e hijas en la biblia, pero el contexto fue inadvertido en su mensaje, por lo que conocer bien los orígenes, nos hace fuertes frente al adversario, y hace que nuestras raíces vayan más profundas. Recordemos es la Palabra de Dios, no un libro de cuentos, todo se dirige a lo más importante y céntrico de la biblia: el plan de Salvacion: Jesucristo!!!
Como acostumbras, me dejas la satisfacción de aprender y reflexionar ….este conocimiento sagrado es hoy tan importante en mi vida…. podrías escribir acerca del perdón??? La historia de José también me atrae, por la enseñanza acerca de este tema….y del ahorro! MUCHAS GRACIAS, Francis!
Realmente, sin que que halla chance a discusión, en Génesis encontramos el principio de todas las cosas. Voy a citar un par de ellas y que son a mi parecer las mas relevantes con respecto a la ciencia médica.
1- Nos encontramos con la primera intervención quirúrgica, con su respectiva anestesia, cuando Dios decide que de la costilla del hombre iba a hacer la mujer. Hizo Dios caer en un sueño profundo a Adán para proceder a extraer una costilla.
Sinceramente no manejo fecha de cuando el hombre realizó la primera intervención quirúrgica y mucho menos a quien, pero de lo que si estoy seguro que eso fue sin anestesia.
2- Y lo segundo deriva de lo primero. La clonación que hizo Dios al hacer a la mujer con solo extraer un pedazo de costilla de Adán. La clonación fue el bum científico de los año noventa, con la clonación de la oveja Dolly, si la memoria no me falla; se iniciaba un nuevo ciclo en la ciencia y la investigación del hombre. Lo cierto es que, al igual que la redondez de la tierra ya estaba en las escrituras y hombre no se había percatado al respecto, sino, hasta los años mil quinientos, debido a las exploraciones llevadas a cabo por Cristóbal Colón y el descubrimiento de América; así también, no se habían percatado de que Dios ya la había hecho, desde el principio, la primera clonación de la raza humana.
Como siempre, mi amada Francis, simplemente maravilloso tu escrito. Dtb