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Exegesis

Esdras: Mujeres anónimas e invisibles (Parte final)

¡Hola! ¿Recuerdas la exegesis que mandé la semana pasada, sobre Esdras, capítulos 9 y 10? Bueno, esta es la última parte… Hoy te enterarás qué pasó con esas mujeres extranjeras. Verás cómo el contexto cultural es clave en una exegesis. Espero te guste.

Las mujeres extranjeras fueron expulsadas del seno de sus familias, junto con sus hijos…

¡¿En serio?! ¿Ese asunto se queda así no más? Ummm, en mi fuero interno de mujer creo no estar muy satisfecha con este final… Vamos a revisar algunos detalles.

El texto ocupa un espacio considerable para establecer literariamente, mediante imágenes bien gráficas, que Esdras sufre indeciblemente por el desafortunado incidente que unió en matrimonio a hombres hebreos con mujeres extranjeras. Los hombres, maridos de las mujeres repudiadas, lloran amargamente y claman por misericordia, haciendo un pacto ante Dios de regresar esas mujeres a su tierra, y “entrar por el aro” de una vez por todas. En cambio, el autor del libro no se ocupa de los sentimientos de esas 114 mujeres que fueron despedidas sin mayores consideraciones…

En cuanto a la investigación ordenada por Esdras, que se prolongó por tres meses, ésta produjo una lista larguísima y detallada de los hombres que habían incurrido en semejante pecado, creando una suerte de “Hebreos 11” pero a la inversa, algo así como “los desvergonzados de Dios”. ¿Tenemos alguna lista de las mujeres forzadas a abandonar a sus maridos? Pues… NO. ¿Qué pasa aquí?… Ahora, tratemos de ser justos… Enumeremos algunas razones de índole cultural.

Primero, en la sociedad y durante los tiempos antiguos la mujer y el niño no valían casi nada, de hecho, no participaban o no eran incluidas en ninguna lista, genealogía o censo, he allí la importancia de Rahab, Rut y María… Hoy en día, la mujer goza de una participación activa en su sociedad, y el niño es protegido desde todo punto de vista.

Segundo, las mujeres en el Antiguo Testamento no eran dueñas de su destino ni poseían identidad propia, sencillamente eran propiedad de su padre hasta que ellas se casaran y pasaran a ser propiedad de su marido, y a la muerte de éste pasaban, a su vez, a ser propiedad del hijo mayor. Hoy, la mujer es artífice de su destino y no está supeditada a la voluntad ni a la propiedad de ninguna otra persona.

Tercero, el matrimonio basado en sentimientos románticos, con dependencia emocional, complementación y propósitos en común es parte del desarrollo más importante de nuestra sociedad actual. En la época veterotestamentaria, el matrimonio era poco menos que un contrato legal contraído por los padres de los contrayentes. Esto le restaba mucha dignidad a la mujer.

Cuarto, la dote matrimonial entregada por el padre del novio al padre de la novia era una especie de retribución monetaria que suplía al padre de la chica por la ausencia de una mano de obra que contribuía con trabajo a la economía familiar. La mujer, entonces, era un poco más que un burrito de carga. Hoy, la mujer tiene la prerrogativa de prepararse y tener un trabajo digno dentro y fuera del ámbito familiar.

Así son las cosas… La vida, la ética y los valores ahora son otros. La mujer de los tiempos bíblicos debió sufrir muchos vejámenes… La única persona (un hombre), con elevado sentido moral y ético, que le dio toda la importancia y la dignidad a la mujer fue el Señor Jesús. Pero, antes de Él, nadie más.

Ahora, ¿qué iba a pasar con estas mujeres y sus hijos? ¿Qué de la responsabilidad paterna? ¿Dónde está la justicia de Dios, esa misma que previó sustento para el extranjero cuando entrara en Su tierra? ¿Era la voluntad de Dios abandonar a estas mujeres?

Recordemos algo que establecimos desde el principio: Dios es santo. Esta santidad de Dios no permite que él tolere la desobediencia y el pecado. Por mucho que nos parezca injusto e inhumano, Dios siempre ha exigido un comportamiento radical y drástico con el pecado. En una ocasión mi hijo menor, quien estudió Arte en la universidad, llegó indignado porque su profesora le había dicho que, ante el surgimiento del cristianismo en oriente, las colosales y artísticas estatuas de Buda habían sido demolidas, perdiéndose así un gran tesoro del arte universal… Los museos pegaron el grito al cielo, mi hijo no podía creerlo.

Aunque nos parezca injusto y retrógrado, así es Dios. El pecado hay que cortarlo de raíz, sino nace un brote que criará un árbol tan grande que será imposible talarlo después. La lección detrás de este aparente acto de injusticia está en que con el pecado no se juega. Las consecuencias de los matrimonios mixtos en el pasado habían sido funestas para los dos reinos. La indignación y el dramatismo de Esdras no son exagerados, responden más bien a un temor reverente a Dios, y un horror a los frutos de la desobediencia.

Otro elemento interesante es el hecho que si bien la Biblia tiene una gran carga humana, ésta fue inspirada y escrita para mostrar principalmente la perspectiva de Dios y Sus propósitos. La reacción de los hombres fue mostrado por encima del de las mujeres porque ellos demostraron verdadera contrición y arrepentimiento, conductas que apuntan a exaltar la importancia y propósito de Dios. Recoger la reacción de las mujeres repudiadas habría desviado el foco de atención a otros asuntos de orden social, que con seguridad no venían al caso.

No podemos terminar sin reflexionar un poco sobre el papel de la mujer en el hogar. Si bien los roles y las responsabilidades son diferentes a las de la antigüedad, la mujer siempre ha tenido una gran influencia en la familia y en la sociedad. Ejemplos buenos y malos son Sara, Agar, Rebeca, Dalila, Débora, Rut, Rahab, Tamar (las 2), Jezabel, Atalía, Josabet, Vasti, Ester, y otras que ahora no recuerdo, con nombre o sin él… Todas valientes, todas fuera de lote, todas hijas de su generación… Todas influyentes mujeres que trastocaron sus familias y su nación para beneficio o detrimento de los propósitos divinos.

¿Qué habría pasado si esas mujeres anónimas e invisibles de Esdras no hubiesen sido expulsadas de Jerusalén? ¿Habrían criado a sus hijos en los caminos del Señor? (como lo hicieron Sara, Josabet y otras). ¿O habrían llevado a sus familias y a la nueva nación de Israel por un despeñadero? (como hicieron Dalila, Jezabel y sus otras compañeras).

Las mujeres de hoy y de siempre tenemos poder sobre la sociedad en la que nos toca vivir. ¡Y los hombres lo saben, y Dios también! Esdras no podía reconducir al remanente del pueblo de Dios hacia su restauración con mujeres que no entendieran su misión y no estuvieran en sintonía con los propósitos de Dios. De alguna manera ellas habrían desviado a sus hijos por derroteros que no honrarían a Dios, y Esdras no podía permitirlo. Por eso es que, aunque nos golpee, Dios, y los hombres y mujeres que trabajan para Él, deben ser radicales.

¿Qué tal la exegesis? ¿Te gustó?

Por Francis Sanchez

Hola, soy Francis. Me gusta escribir y creo que lo hago bien. Llevo mucho tiempo escribiendo sobre temas biblicos, ya que trabajo como voluntaria Sociedades Bíblicas Unidas de Venezuela.

Estoy casada y tengo dos hijos adultos. Mi hijo mayor siempre me ha impulsado a escribir y publicar. De hecho, este blog es su regalo de cumpleanos para mi

2 respuestas a «Esdras: Mujeres anónimas e invisibles (Parte final)»

Es una exégesis muy interesante porque a simple vista nos parece inhumano las medidas tomadas donde mujeres y niños sufrieron las consecuencias, pero por encima de ser algo cultural en que la mujer es tratada como un objeto, Dios permite que lo veamos como ejemplo de la gran importancia que Él le da a la familia, como debe ser sus bases y bajos que principios debe ser fundada, refiriéndose a las familias dentro de su pueblo, también que nos demos cuenta de las graves concecuencias que acarrea los matrimonios de yugos desiguales, tal vez no se ve a simple vista, pero Dios si ve más allá de nuestras limitaciones.
Gracias hermana Francis Helena por tu enseñanza.

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